¡Que nos oigan! ¡NO NOS VAN A ACABAR!, no nos pueden desdeñar, ¡VAN A TENER QUE ENFRENTARNOS EN LO POLÍTICO Y EN LO MILITAR!

No nos da miedo la muerte, estamos dispuestos a jugarnos la vida en combate; somos hombres de armas, de ideas, de cerebro y corazón; no estamos hablando aquí como víctimas. Por lo que respecta a nosotros no somos inocentes, somos combatientes por la libertad; por fuera de las leyes de este régimen oligárquico hemos usado la fuerza conscientemente…

Estamos avanzando compañeros, una vez más los estudiantes estamos al frente en los combates populares, defendiendo uno de los derechos más básicos pero que, como tantos otros, son letra muerta en nuestro país. Estamos avanzando porque cada vez somos más y mejor organizados como dice de manera “brillante” el Director del D.A.S. y como balbucean todos los días los Generaluchos de tres soles que no pueden creer que unos jóvenes de menos de 20 años les estén desbaratando el país.

Y por eso le ordenan a Angelino Garzón –traidor que debe ser juzgado- que diga que la capucha es el símbolo del oscurantismo y la persecución. Este mastodonte embrutecido olvida –convenientemente- que la capucha en Colombia la adoptamos los estudiantes desde el exterminio a la Unión Patriótica hace más de 20 años, no para perseguir sino para atacar al Estado que hoy él representa y defiende y que mantiene a más de 20 millones de colombianos en la pobreza.

Tenemos en nuestras banderas a los mejores hombres y mujeres de Colombia; no tenemos ambiciones personales con la lucha revolucionaria y por eso vamos hasta las últimas consecuencias. Vencer o morir es la consigna, no hay puntos medios. La Policía ya comprobó que cuando nos lo proponemos podemos enfrentarlos en todas las ciudades del país y desbaratar la seguridad democrática, pero piensan que esto no puede ser obra de los jóvenes, les avergüenza aceptar que unos combatientes sin gran experiencia militar se burlan en sus caras de sus más de 20 años en las Escuelas de la Muerte.

Y se les hace necesario, para justificarse, relacionarnos con las FARC-EP, movimiento revolucionario que hoy combate en las montañas de la patria, pero con el cual no tenemos ningún tipo de relación más allá del respeto por tantos años de sacrificios por el bienestar de todos los colombianos. Respetamos profundamente a las FARC-EP, a los combatientes de Manuel y de Jacobo, pero es preciso aclarar que el Comandante Alfonso Cano no es nuestro instructor político, no es de alguien que nos ilumina de donde sacamos nuestras conclusiones, sino de la realidad misma, realidad de hambre y miseria para la inmensa mayoría de los colombianos; que somos una estructura estudiantil financiada por nuestros propios medios e impulsada por el vigor de la juventud. Todos nuestros militantes pueden dar fe de ello porque cada uno es parte fundamental de esta organización.

Al Gobierno no le cabe en sus esquemas mentales que estructuras jóvenes, independientes y revolucionarias, diferentes a las guerrillas, estén organizándose a nivel nacional para enfrentarlo. Somos los jóvenes quienes, con recursos limitados, pero con todo el amor a la causa revolucionaria estamos entregando nuestras vidas al pueblo.

Hoy nos vinculan con las FARC para justificar la muerte de alguno de nosotros. Hacemos la denuncia pública ante la comunidad nacional e internacional de estas prácticas criminales del gobierno de Colombia. Contrario a lo que quiere el gobierno, estamos más comprometidos que nunca y hoy, ante el país, reafirmamos nuestro compromiso de construir una Nueva Colombia.

¡Con el pueblo, con las armas, al poder!

Movimiento Jaime Bateman Cayón