Movimiento Jaime Bateman Cayon: 2009

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TITULO EN NAVEGADOR

jueves, 31 de diciembre de 2009

BATEMAN SE ENCUENTRA VIVO

Bateman se encuentra vivo
y lo estarnos demostrando
nos dicen que se mató
mentiras está volando.



Es que ese vuelo es muy largo
y se los voy a contar
les juro que está en el aire
no ha querido aterrizar.

Pero el día que aterrice
no lo hará ya en Panamá
vendrá a que lo recibamos
en el centro de Bogotá.

Y según nos avisó
nos dijo que ya vendría
a hablar con el Presidente
la cuestión de la amnistía.

Y aquel si es capaz de hacerla
porque el flaco es dando y dando
como es paloma de paz
todavía está volando.

Ya prometió que la hacía
aunque es cosa delicada
pero les va a demostrar
que la paz no está cansada.

Ahora el once de noviembre
el flaco llegó de afán
Y la reina de Colombia
lo eligió como edecán.


Creyó que era marinero
y creo que se enamoró
está tan gordo este flaco
que nadie lo conoció.

Cuando se fue a despedir
besos empezó a brindar
la reina lo quería tanto
que no hizo sino llorar.

Le decía papacito
no me olvides no jodás
seguíme escribiendo flaco y dime porqué te vas.

Y Bateman contestó
yo no me voy por infame
es que voy donde mamá
a comer pescado y ñame.

Y luego a sobremesiar
con mi bebida soñada
y si el pueblo no lo sabe
sepan que es piña colada.

Dejó saludes a todos
boyacenses y costeños
a caldenses y a pastusos
a chocoanos y antioqueños.

También a los Santanderes
que siempre han sido geniales
como al Valle y al Tolima
Territorios nacionales.

Saludes a Risaralda
que la estoy viendo en la olla
lo mismo que al viejo Caldas
que ya lo cogió la roya.

También al Cauca querido
igualmente a Bogotá
a mi querida Guajira
al Huila y al Caquetá.

Ahora voy donde Reagan
el hombre que al mundo agrede
todos queremos la paz
y este dice no se puede.



Pero pobre vaquerito
yo si lo vaya calmar
Y a todos quiero contarles
que lo voy a regañar.

Por malo y por ordinario
por no ser inteligente
por no seguir el ejemplo
que Bateman tiene en mente.

Ahí les dejo unas foticos
son tomadas de perfil
espérenme compañeros
el diecinueve de abril.

TROVA DE REINALDO GARCÍA.

“QUEREMOS LA PAZ EN COLOMBIA, PERO ESTAMOS PREPARADOS PARA LA GUERRA” PARTE 4

Javier Donoso: Tú hablas acerca de la posibilidad de establecer alianzas con un sector de la burguesía que no está vinculado con esta oligarquía que tiene el control del Estado. ¿Cómo ven esta integración, bajo qué condiciones y con qué perspectivas?

Jaime Bateman: Esta posibilidad surge de la realidad misma. Hay sectores de pequeños y medianos industriales que están siendo liquidados económicamente porque el monopolio empieza a tragarse a todo el mundo. Igualmente en el campo, cientos de miles de campesinos van hacia la ruina porque el agro colombiano se ha industrializado a pasos agigantados y existe una alta concentración de la propiedad. Los pulpos financieros absorben el 75% del préstamo bancario lo cual es otro factor que perjudica la existencia de la pequeña y mediana empresa. El M-19 ubica a estos sectores como una fuerza potencial capaz de sumarse a un proyecto democrático. Por eso consideramos necesario que nuestro programa político integre sus intereses. Esto se logra en la medida en que proponemos el control de los monopolios industriales y financieros, la racionalización del crédito y otras medidas de apoyo a la pequeña y mediana empresa.
Actualmente trabajamos al interior de estos sectores y sabemos que si bien nuestras propuestas son acogidas, no se entiende nuestra labor militar. Creemos que es una cuestión de tiempo: su actitud cambiará en la medida en que, en el enfrentamiento con el Estado, se den cuenta de la realidad: que aquél es incondicional de la política de concentración monopólica la cual terminará por asfixiarlos.

Javier Donoso: El M-19 ha logrado desarrollar un fuerte contingente guerrillero en las zonas rurales. Al mismo tiempo, la caída de un grupo de compañeros cuando venían ingresando a ellas —según informaciones divulgadas internacionalmente— estaría expresando por una parte que es gente que viene de afuera a instalarse en una zona determinada, donde no existe previamente un trabajo de masas. De allí podría desprenderse que el M-19 está revitalizando la vieja teoría del foco. ¿Cuál es la vinculación de la guerrilla rural con los campesinos, con el movimiento popular ya existente, y cuál es la relación desde el punto de vista del abastecimiento, de la logística y del costo que eso significa?


Jaime Bateman: Respecto a la primera parte de la pregunta, nosotros no pensábamos establecer una zona de operaciones militares en Nariño, que es la que mencionas. Utilizamos esa región como ruta de entrada de armamento y personal entrenado.
Pretendíamos fortalecer al movimiento político rural, a la base campesina de nuestras fuerzas militares en el Caquetá, región ubicada al oriente de Nariño.
No tenemos problemas de abastecimiento y creo que la guerrilla Colombiana, en general, no lo tiene por las condiciones concretas en que se mueve, es decir, en zonas campesinas pobres, con gran tradición de lucha.
Sin embargo, por la militarización de las zonas, hay problemas para entrar el armamento, para mantener un cúmulo grande de municiones, para el entrenamiento militar de masas. Por eso estamos armando a los campesinos; no tenemos la concepción de trasladar guerrilleros urbanos al campo.
La necesidad de lucha se genera a partir de las mismas condiciones sociales existentes en la zona. Si necesitamos especialistas militares, los comisionamos a realizar esas tareas, sin que esto sea nuestra política general pues creemos que las bases guerrilleras rurales deben ser integradas por la población que conoce el medio, que vive del medio. A un grupo urbano te lo sacan del monte con facilidad; te lo puede destruir el monte, no el Ejército.

Javier Donoso: Siguiendo con el problema de los golpes recibidos por el M-19, a menudo se lo ha dado por desaparecido, agónico. ¿Cuál es el peso real que tiene hoy el M-19 tanto desde el punto de vista político como militar?

Jaime Bateman: Te voy a dar tres versiones bastante difundidas. El Presidente de la República decía hace poco —en una declaración solemnísima anunciando que estábamos muertos todos— que por primera vez en 150 años el país se había visto en un peligro real de rompimiento de las estructuras tradicionales. Otra versión es la del ex presidente López Michelsen quien afirma que nosotros somos la conciencia social del país, que el M-19 está ahí diciéndole al país, permanentemente, más de tres verdades.

Y la versión del pueblo que se manifiesta en la solidaridad y simpatía con nuestro movimiento. En cada acción, por pequeñita que sea, nos encontramos con el beneplácito del pueblo.
La solidaridad popular se observa hasta en las derrotas: en Nariño perdimos una batalla pero los Consejos de Guerra contra nuestros compañeros se convirtieron en actos de masas y ellos recibían ayuda de gente que no los conocía. Hay acciones armadas en las cuales no hemos tenido nada que ver nosotros como estructura orgánica pero que las masas las ejecutan a nombre del M-19. En las universidades donde no teníamos influencia, este año hemos iniciado el desarrollo de un frente estudiantil con perspectivas.
Es difícil darle cohesión orgánica a toda esta simpatía que se expresa en acciones concretas de solidaridad y de colaboración porque la represión es muy fuerte. Un punto central de nuestra actividad ha sido ir engranando toda esta actitud política hacia el M-19 en un movimiento de masas. Pensamos que lo vamos a lograr a través de la lucha armada que lo hace todavía más difícil pero no vemos otra salida ante la negativa gubernamental de aceptar nuestras propuestas de paz.

Javier Donoso: Tradicionalmente se habla del crecimiento molecular de los partidos, la captación, la organización, la formación de bases, los comités regionales, a través de los cuales los partidos comienzan a crecer y desarrollarse. En el M-19 parece no existir esa concepción sino más bien una concepción de grandes masas movilizadas tras un gran movimiento. Pero ¿qué posibilidad les da eso de golpear donde quieren y cuando quieren como vanguardia?

Jaime Bateman: Todavía no somos partido ni vanguardia. Pero sí tenemos una estructura organizativa, con regionales, con direcciones intermedias, comandos de base y grupos de apoyo insertos en las masas, que se reproducen rápidamente. Esta estructura no cubre todo el territorio nacional. Por eso hemos tenido que escoger regiones claves en donde las condiciones son más favorables para nuestro desarrollo. Hoy por hoy el M-19 es más fuerte como corriente de opinión que como estructura orgánica. Y aunque las estructuras son tan necesarias como el movimiento político, lo fundamental en esta etapa es el movimiento político, el cual tiene que estar apoyado por una fuerza militar. Esta última es donde más hemos avanzado porque ahí sí tenemos un control absoluto de la organización y es de masas.

Javier Donoso: ¿Cómo se expresa, específicamente, en ese campo la experiencia?

Jaime Bateman: Tenemos un Estado Mayor Nacional de la Fuerza Militar con sus comandantes de región. Cada región comprende dos o tres departamentos. No tenemos más que tres regiones, dos rurales y una urbana, porque estamos en un proceso de cualificación de cuadros militares. Entonces creemos que hay que concentrar la capacidad de dirección así como nuestros esfuerzos político-militares y económicos. Cada comandante de región tiene dos o tres columnas. Hay una, la más grande, la del Caquetá, que tiene cuatro columnas guerrilleras, con sus subcomandantes de columna. Cada subcomandante tiene varios mayores. Cada mayor varios capitanes. La unidad básica de la Fuerza Militar es el teniente quien debe ser un dirigente de masas, no sólo un cuadro militar.
El teniente tiene mando sobre dos tipos de fuerzas militares: una regular, la de la guerrilla clásica, profesional, dedicada a actividades militares y lo que llamamos comandos de lucha local conformados por el pueblo que trabaja, estudia, etc., pero no es profesional. Lógicamente, estos comandos constituyen la fuerza militar más grande apoyada por los organismos regulares de la guerrilla, en sus diferentes actividades.

Javier Donoso: En las ciudades, ¿mantienen la misma estructura de las Fuerzas Militares?

Jaime Bateman: La misma estructura, aunque lógicamente su número es menor y es más compartimentada. Aquí, en el campo, se pueden reunir 400 personas, en la ciudad no puedes hacerlo. Pero los criterios son los mismos.


Javier Donoso: ¿Cuáles son sus perspectivas políticas inmediatas?

Jaime Bateman: Como ya decía, es tarea fundamental del momento transformar en organización político-militar toda la simpatía existente por nuestro proyecto. En esto juega un papel importante la preparación del Segundo Paro Cívico Nacional donde va a confluir la protesta de distintos sectores sociales, especialmente del sector obrero, que es el más interesado en la realización de este paro.

Creemos que no se puede determinar una fecha muy próxima para la realización del paro en este momento, porque no hay condiciones militares que aseguren resultados favorables para las fuerzas populares y a nivel político. Existe por parte de diversos sectores gran indecisión debido a la magnitud de las repercusiones que tendría un acto de esa naturaleza en la situación crítica que vive el país. El enemigo va a movilizar todas sus fuerzas contra el paro y hay quienes afirman que podría ser el pretexto para que los militares asuman abiertamente el poder.
Nosotros consideramos que éste no es el problema que debe definir si hay paro o no, porque en ésas nos tienen hace años: te encuentras con la realidad de que tu actividad, desde el paro cívico hasta cualquier huelga o acción militar conduce al golpe militar. No: lo que hay que asegurar es una organización adecuada de las masas, la posibilidad de recoger en su beneficio los frutos de esa gigantesca movilización y que esta experiencia abra nuevas perspectivas al movimiento popular.

Javier Donoso: ¿Habría posibilidades de que ustedes sobrevivieran a un golpe militar?

Jaime Bateman: Lo que se está haciendo hoy en el Caquetá es una guerra con helicópteros artillados, operaciones militares masivas, tácticas de aniquilamiento... todo lo que se hace en El Salvador, con la diferencia de que las Fuerzas Armadas nuestras todavía no tienen ni la capacidad ni la profundidad política que tienen las salvadoreñas. La represión que se ha hecho aquí no es un juego, es para matarnos a todos, incluida la población civil. Y pasamos la prueba.
El movimiento popular en las ciudades lógicamente sufriría un golpe grande pero en Colombia el movimiento popular tiene una reserva estratégica, que es el movimiento armado, el cual, en esas condiciones proporcionaría la posibilidad fundamental de enfrentar la dictadura agrupando en torno suyo a todas las fuerzas patrióticas. Se levantaría un monstruo porque ya nadie dudaría de que las condiciones políticas no dejarán otra alternativa.

“QUEREMOS LA PAZ EN COLOMBIA, PERO ESTAMOS PREPARADOS PARA LA GUERRA” PARTE 3

Javier Donoso: Se afirma que el M-19 implementa una especie de política coyunturalista. ¿Significa esto que el M-19 prioriza la táctica sobre la estrategia? ¿Cómo ven ustedes el proceso global de acumulación de fuerzas para la destrucción del Estado y qué características tendría ese Estado que se plantean ustedes?

Jaime Bateman: Creo que una preocupación fundamental nuestra ha sido la de responder en forma realista y efectiva a la coyuntura política nacional, abandonar los planteamientos estrategistas que se superponen a las necesidades inmediatas, reivindicativas y políticas de las masas, planteamientos que descuidan las pequeñas conquistas, esos avances que aseguran la acumulación de fuerzas para la destrucción del Estado oligárquico y la construcción de un Estado verdaderamente representativo de los intereses populares. Tal vez por ello algunos crean ver esa especie de política coyunturalista en nuestro accionar.
Si bien en lo estratégico contemplamos la constitución de un Estado democrático, popular y revolucionario, consideramos que, dada la actual correlación de fuerzas, el movimiento popular Colombiano requiere de un mayor desarrollo que garantice precisamente la consecución de ese objetivo. En este momento planteamos la necesidad fundamental de una apertura política, del control estatal a la acción de los monopolios, de medidas inmediatas tendientes a mejorar los gravísimos problemas de la inflación, la contención de salarios y la absoluta carencia de servicios públicos para las mayorías.
Históricamente se ha demostrado que la oligarquía Colombiana no hace ninguna concesión al movimiento popular, ni la más mínima, que no le sea arrancada por la fuerza. La respuesta represiva que ha dado el Gobierno de Turbay a estos tres años de demandas de garantías mínimas, de respeto a los derechos humanos, a nuestras reiteradas propuestas de paz, así lo demuestran. Eso está llevando al país a una gran crisis y a niveles de confrontación que implican un elevado costo social. De allí la importancia estratégica de agotar las posibilidades de solución pacífica a esta crisis o al menos demostrar que es la oligarquía la que impulsa la guerra, al mismo tiempo que nos preparamos para profundizar la lucha en el terreno militar.

Aquí vale retomar uno de los puntos iniciales de esta conversación: la necesidad de obtener garantías mínimas para la consolidación del movimiento político popular. Este movimiento va a tomar forma en Colombia no sólo por la acción del M-19 sino por la de todas las fuerzas políticas interesadas en un proyecto democrático. Por esto nuestro interés, nuestra convocatoria, a que se expresen todas esas fuerzas a través de un gran diálogo nacional por la paz.

Javier Donoso: Pasando a una cosa particular que está un poco considerada ya en estas preguntas pero para precisarla: en Colombia sin duda hay una situación de seria crisis política, incluso se ha rumorado la posibilidad de un golpe de Estado. En general, la población Colombiana participa poco en las elecciones; su participación, debe ser una de las más bajas en el mundo de las democracias burguesas, como que llega a un 30%. Por otra parte, la situación económica es bastante crítica, existe una economía secundaria del narcotráfico, las esmeraldas, etc. Aparentemente, sería factible provocar una crisis global del sistema. Por otro lado, en el campo popular existen largas luchas y organizaciones armadas desde la década del 40. ¿Cuál es el elemento que ha faltado, desde el punto de vista del movimiento popular, si existe este conjunto de condiciones, para no haber logrado generar una crisis que rompiera con este Estado oligárquico y represivo colombiano?



Jaime Bateman: Fundamentalmente se debe a la ausencia de una vanguardia popular con propuestas tácticas viables que favorezcan el desarrollo de un programa revolucionario. Ese hecho caracterizó a las organizaciones democráticas y revolucionarias durante 20 años pero consideramos que éstas han logrado un grado de madurez que está alterando el panorama político. Tal ausencia ha sido el producto de diversos factores, entre los que podría señalar, en primer lugar, la habilidad de la oligarquía para poner la mira donde tiene que golpear, con lo que logró frustrar el desarrollo de alternativas históricamente factibles, como el Gaitanismo, el Frente Unido, la ANAPO. Golpea a través de una violencia institucionalizada que cierra los espacios legales para la lucha popular.
En segundo lugar, fuera del Partido Comunista, las otras organizaciones de izquierda se desarrollan a partir de los años 60 lo cual incide en la falta de madurez del movimiento revolucionario en su conjunto. Ello se expresa en el sectarismo y la profunda división que caracterizaron durante casi 20 años a esas fuerzas progresistas, situación que aún influye, aunque en menor grado, en el desarrollo del movimiento popular.
En el momento actual, la asimilación de experiencias pasadas y las condiciones objetivas obligan a una mayor receptividad y, entre algunos sectores se está produciendo cierta confluencia que brinda mejores perspectivas a la unidad revolucionaria en Colombia.

Javier Donoso: Si ustedes están conscientes de esos elementos, ¿cómo los enfrentan? Entendemos que el M-19 en lo referente a la vanguardia está trabajando. Pero en cuanto a la unidad ¿cómo la plantean? Se está hablando de conversaciones, ¿cómo ven su desarrollo y qué esfuerzo real hacen para que eso avance?

Jaime Bateman: Te decía al principio, el M-19 por ser una organización donde confluyeron tantas tendencias, desde sus inicios levantó como una de sus banderas fundamentales, la unidad revolucionaria. No sólo agitábamos la unidad revolucionaria, sino en la medida en que el M-19 se fue fortaleciendo económica y militarmente, ayudó a los compañeros de otras organizaciones revolucionarias independientemente de su programa u objetivos.
Posteriormente, fuimos madurando esta actitud hasta hacer una propuesta concreta de coordinación revolucionaria, principalmente con las organizaciones armadas.
A nivel legal, hemos sido los portadores de una propuesta de unidad que englobe a todas las fuerzas democráticas, no sólo a los movimientos revolucionarios. Ello creó problemas hace un año. Hoy muy pocos discuten eso. Ahora todo el mundo está de acuerdo con que la unidad democrática en el país no pasa sólo por los movimientos revolucionarios sino también por los sectores reformistas de la burguesía.
Con respecto a las organizaciones armadas siempre hemos tenido y seguiremos teniendo la misma línea. Eso es vital para el movimiento revolucionario y es factible porque coincidimos en los planteamientos generales relacionados con la lucha contra el imperialismo y contra la oligarquía. Las últimas acciones que se realizaron han demostrado la eficacia de las acciones conjuntas. Pero lo que pasó en Caquetá hace poco no fue producto de un compromiso político sino de una coincidencia territorial: guerrillas que se encuentran en una misma zona y enfrentan conjuntamente una contraofensiva gubernamental. Acuerdos políticos no existen todavía. Pero la gente recibió con mucha alegría que el M-19 y las FARC estuvieran coordinando tareas militares.
Todavía no se produce la unidad armada, hay que decir la verdad, pero me parece que nos vamos acercando a un compromiso con las FARC y tal vez con el ELN.

“QUEREMOS LA PAZ EN COLOMBIA, PERO ESTAMOS PREPARADOS PARA LA GUERRA” PARTE 2

Javier Donoso: Pasando a otro tema. El M-19 ha sido caracterizado de diversas maneras. La más común lo describe como una organización nacionalista, revolucionaria no integrada a ninguna de las grandes vertientes del movimiento popular mundial. Incluso se le ha señalado como más cercano a la socialdemocracia que al movimiento comunista, más cercano a un nacionalismo revolucionario que a lo que han sido algunos intentos de coordinación revolucionaria como la J.C.R. hace algún tiempo. ¿Cómo caracterizan ustedes, desde este punto de vista, M-19?



Jaime Bateman: El M-19 es la confluencia de muchas tendencias políticas en Colombia. Tendencias que venían desde el populismo anapista hasta organizaciones de extrema izquierda. Además, en el M-19, confluye la frustración de toda una generación, ésa que cifró sus esperanzas políticas a comienzos de la década del sesenta en el Movimiento Revolucionario Liberal, MRL, en el Frente Unido de Camilo Torres y en el auge de la ANAPO con Rojas Pinilla. También integraron la organización, en sus comienzos, militantes de una izquierda que se agotaba en polémicas estériles en torno a determinadas corrientes políticas internacionales (pro-soviéticos y pro-chinos), gente hastiada de proyectos político-militares marcados por el ideologismo y el aislamiento de las masas. Esa gente encontró en el M-19 un nuevo planteamiento que respondía más a lo coyuntural que a lo estratégico.

Políticamente, el M-19 nació vinculado a un movimiento de masas, la Alianza Nacional Popular, ANAPO, que apoyó la campaña electoral de María Eugenia Rojas de Moreno en el año 74. Desde ese momento el M-19 ha recorrido un largo proceso en el cual se ha venido configurando una organización y un programa propios, que representan una tendencia nacionalista revolucionaria inserta lógicamente dentro del proceso latinoamericano.
El nuestro es un programa orientado a establecer una democracia real, es decir un régimen político que exprese los intereses populares. Es cierto que en muchos puntos coincidimos con la socialdemocracia, pero esto no significa que estemos afiliados a esta corriente ni que el M-19 la represente en Colombia. Tú sabes que ahora la socialdemocracia es mucha gente y son muchas tendencias. Si caben comparaciones, podríamos decir que nos acercamos más al proyecto del FSLN en Nicaragua y del FDR en el Salvador.
En el campo internacional no nos vamos a inscribir en ninguna internacional mundial; concordamos y apoyamos todo movimiento que signifique independencia, liberación y lucha antiimperialista. En este sentido coincidimos con la política antiimperialista de algunos partidos de Gobierno, como el PRI en México y el PRD panameño y acogemos proyectos como el de la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina, COPPPAL. Claro que por razones estatutarias, la COPPPAL no puede aceptar al M-19 mientras no tengamos representación parlamentaria pero consideramos que la COPPPAL tendría que crear instancias de participación para fuerzas políticas nacionales que concuerdan con sus objetivos, como es el caso del M-19.
En América Latina queda cada vez más claro el hecho de que las fuerzas democráticas tienen que unirse en la lucha contra el imperialismo norteamericano, independientemente de las vías que cada proceso nacional exija. La experiencia de Nicaragua y ahora de El Salvador lo demuestra. A nadie se le puede sacar de la unidad revolucionaria en estos momentos en que la política de Reagan busca consolidar el bastión imperialista en América Latina. Se necesita una respuesta muy amplia, muy profunda y de mucha seriedad, porque lo que está en juego es la historia de nuestro continente, la independencia de América Latina. Hemos madurado suficientemente para plantear la necesidad de enfrentar al imperialismo mucho más organizados, mucho más unidos. Revivir el espíritu de la Tricontinental, en estas nuevas condiciones históricas. Contamos ahora con las mejores posibilidades, porque el movimiento obrero y popular en América Latina resurge con nuevas perspectivas.
En esta situación hay ejemplos como el de Panamá. Tú puedes hablar con los panameños y los panameños no plantean la lucha armada para su propio país porque no hay esas condiciones, pero los panameños están en una posición de vanguardia en la lucha antiimperialista. Es lo que sucede con México, un país que juega un papel importante en América Latina en la lucha contra las dictaduras. La iniciativa de la COPPPAL es de México y yo creo que ésas son cosas que hay que valorar. La última visita de Fidel Castro demuestra que México está firme en su posición de defensa de la revolución cubana, en su defensa de Cuba como un país americano.


Javier Donoso: Son evidentes los intentos del Gobierno de Reagan por amarrar aún más de lo que ha estado tradicionalmente amarrado el Gobierno Colombiano a la estrategia del imperialismo en nuestro continente. ¿Por qué este hecho en las actuales circunstancias?

Jaime Bateman: En primer lugar, Colombia ha sido siempre una ficha clave para el imperialismo en términos de su ubicación estratégica, el desarrollo económico, el monto de las inversiones monopólicas y la absoluta incondicionalidad de la oligarquía Colombiana a los mandatos del Gobierno yanqui.
Esto último se ha manifestado en diversos momentos de nuestra historia pero con mayor claridad durante los Gobiernos del Frente Nacional —acordémonos de que Colombia fue uno de los promotores latinoamericanos de la Alianza para el Progreso— y, particularmente, con Turbay Ayala: el boicot a la elección de Cuba en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el rompimiento de relaciones con este país, precisamente cuando más convenía al Gobierno de Reagan; también el manejo político que le ha dado al conflicto territorial con Nicaragua, en el cual Colombia entra a instigar un conflicto con ese país que afectaría necesariamente el desarrollo de los acontecimientos en El Salvador.
Fíjate que, aunque también existe un diferendo territorial con Venezuela, el manejo político de esa situación es totalmente diferente que el dado al diferendo con Nicaragua.
Frente a la situación de Centroamérica, el Gobierno demócrata cristiano de Venezuela también aparece como un agente importante de los intereses norteamericanos. Pero nosotros consideramos que el Gobierno Colombiano les resulta más útil que el venezolano, en ese proyecto, al menos en el momento actual.
El proyecto demócrata cristiano en Venezuela ha tenido reveses serios en el plano interno, entre otras cosas porque allí las fuerzas populares tienen más peso, más poder de decisión y hay sectores populares importantes vinculados a la socialdemocracia europea, cuyo proyecto para el área se contrapone a la política belicista de Reagan. Es probable entonces que los democratacristianos no se sostengan en el poder por largo tiempo.
La oligarquía Colombiana, por su parte, no está inscrita en ninguna de las vertientes de la socialdemocracia europea o de la democracia cristiana, y tiene más opciones de permanecer en el poder, como lo indica la profundización del proyecto represivo y el fortalecimiento de la economía monopólica. Colombia no está todavía, y eso es importante, en la crisis en que puede estar Guatemala, por ejemplo, para no hablar de El Salvador. El país puede seguir mostrando una careta “democrática” que le sirve como base de legitimidad en ciertos foros internacionales.
Esto explica hechos recientes como el anuncio de exportar el modelo democrático. El Gobierno reunió a todos sus embajadores en Centroamérica y El Caribe para trazar una política respecto al área. La exportación de la democracia significa que Colombia empieza a montar todo un proyecto político-militar, porque por primera vez, el Gobierno Colombiano invierte millones de dólares para fortalecer la flota naval y el Ejército recibe aportes cada vez más grandes de los Estados Unidos: la ayuda militar que reciben ahora las Fuerzas Armadas Colombianas es de las más altas del Continente.

Javier Donoso: Viendo la importancia estratégica de Colombia en los planes imperialistas y pensando en que un posible triunfo de las fuerzas populares en Colombia significaría un cambio en la correlación de fuerzas a nivel continental, ¿ustedes creen que el imperialismo estaría dispuesto a intervenir directamente, en el caso de que la actual crisis se profundizara?

Jaime Bateman: Todos sabemos que en el actual estado de cosas el combate es difícil. Pero siempre pensamos que va a ser más difícil de lo que se ha proyectado. Colombia significaría un espacio geográfico muy complicado para una intervención imperialista. Si lo representa El Salvador —con 20.000 km2—, cómo no Colombia que tiene más de un millón de kilómetros cuadrados, cordilleras, selvas, 27 millones de habitantes... La situación es diferente a la de los países centroamericanos. De todas maneras, cualquier intervención militar, directa, masiva, de los Estados Unidos, involucra a toda América. Ahí se acabarían las fronteras y si el imperialismo se embarca en una aventura de ese tipo en Colombia, se iniciaría de Colombia para abajo todo un movimiento no sólo de expectativa sino de protesta... tendrán que pensarlo muy bien. Me parece que el imperialismo se inclina más en favor de que el Ejército Colombiano se transforme en un Ejército con una presencia más amplia —ya no un ejército contraguerrillero como es actualmente— sino un ejército capaz de asumir funciones gubernamentales. De hecho se están preparando para eso. Creo que ésta es la primera carta que utilizará el imperialismo, fortalecer al ejército Colombiano, incluso como ejército de invasión.

Javier Donoso: El M-19 ha adquirido notoriedad a partir de acciones armadas espectaculares, como fue la captura de la espada de Simón Bolívar, el robo de un arsenal con más de 5.000 armas, luego lo de la Embajada de la República Dominicana y, recientemente, el bombardeo al Palacio de Gobierno. También ha recibido una buena cantidad de golpes y prácticamente la casi totalidad de la dirección, conocida al menos, está en prisión y algunos de ellos muertos.
Sin embargo, el M-19 sigue, se mantiene, lo que demuestra que tiene respaldo que lo hace reproducirse, pero no se ve cómo el M-19 se vincula con las masas, cómo establece su trabajo de masas; no se sabe de sindicatos, de organizaciones, de federaciones o de un movimiento sindical organizado que reconozca en el M-19 su vanguardia, su conducción...

Jaime Bateman: Eso es cierto. Lo que se conoce del M-19 es lo espectacular porque hemos dado golpes certeros pero, además, porque es lo que interesa a los grandes medios de difusión. Muy pocos se preguntan sobre el trabajo gris, ese que realizan miles de personas al interior de las masas. Hay que tener en cuenta que el M-19 es una organización clandestina y siempre ha sido muy perseguida. A pesar de la notoriedad de nuestras acciones y de nuestras propuestas, sabemos que el Gobierno no va a aflojar en su intento de aniquilarnos y procura golpear cada vez más fuerte. La represión contra nuestro movimiento ha tenido cierta eficacia; sobre todo, después del operativo del Cantón Norte, el de la recuperación de las armas, cuando la mayoría de las estructuras del M-19 fueron destruidas. El 90% de los cuadros de dirección y cuadros intermedios fueron detenidos, o sea, parecía suficiente para declarar la muerte del M-19.

Sin embargo, fue en esa época cuando comprobamos que ya no éramos una guerrilla sino un movimiento político que subsistió y se reprodujo con más fuerza gracias a su inserción entre las masas. Por ello vemos la necesidad de consolidar ese proyecto político cuya acogida es innegable: que el pueblo sepa que el M-19 es una organización que representa sus intereses y que pueda tener acceso a ella. En este momento contamos con las estructuras del movimiento político y de una fuerza militar, separadas por funciones especializadas, pero integradas en un mismo proyecto. El movimiento político —aún no hablamos de partido— se desarrolla en el trabajo al interior de los sindicatos, en las zonas campesinas, en las asociaciones gremiales y en frentes propiamente políticos a través de comandos de base integrados por militantes del M-19. Los servicios de inteligencia del Estado están en constante búsqueda de esos vínculos: por eso han acusado a las principales direcciones sindicales de pertenecer al M-19. También, en muchas ocasiones, aunque no existan vínculos orgánicos, representantes populares se interesan y acogen nuestras propuestas políticas. En ese sentido, ha sido muy provechoso el trabajo realizado por nuestros compañeros en la cárcel. Podría decirse que la cárcel se ha transformado en el centro de dirección política legal del M-19.

En cuanto a la fuerza militar, sus estructuras son más amplias que las del movimiento político porque permiten una incorporación masiva de la población. De allí nuestra concepción de desarrollarla fundamentalmente en el campo donde las condiciones geográficas, políticas, sociales e históricas son más favorables para tal objetivo. Las últimas operaciones demuestran que sí es posible desarrollar un proyecto militar con las masas: que no sean éstas simples espectadores del combate político-militar.
En este terreno el trabajo de masas se da a dos niveles: el nivel de luchas reivindicativas, políticas y sociales, y el nivel del enfrentamiento militar. En el primero, se trata de impulsar instancias organizativas que aseguren el desarrollo económico, político y social de la población, que carece de los servicios básicos por el abandono estatal. En el segundo nivel se trabaja en la organización de la autodefensa, la resistencia y todo lo relacionado con la movilización de las masas. Las fuerzas militares, a nivel urbano, tienen una actividad más restringida y más compartimentada. Allí, la posibilidad de conformar grandes contingentes es muy limitada. Por ello, mantenemos la línea general de que en las ciudades se realicen acciones de hostigamiento, acciones de presencia político-militar, fundamentalmente de apoyo a las luchas concretas de las masas.

“QUEREMOS LA PAZ EN COLOMBIA, PERO ESTAMOS PREPARADOS PARA LA GUERRA” PARTE 1



Javier Donoso: ¿Cuál es la caracterización que ustedes hacen de la situación colombiana hoy y las perspectivas que ven tomando en cuenta las proposiciones de paz que han hecho?

Jaime Bateman: La actual situación se enmarca dentro del período de desarticulación de lo que se llamó el Frente Nacional. Bajo el Frente, los dos partidos oligárquicos, liberal y conservador, se distribuyeron el poder tras un convenio pactado en 1957 que derrocó la dictadura de Rojas Pinilla. Los Gobiernos liberales y conservadores del Frente Nacional se caracterizaron por una política favorable a la concentración aceleradísima de la riqueza. Esa monopolización de la economía, lógicamente ligada al capital transnacional se produjo a costa de los sectores populares cuyas condiciones de vida se han venido deteriorando alarmantemente. Ante la protesta popular y para sostener el proyecto oligárquico, los Gobiernos a lo largo de estas décadas han venido suprimiendo las libertades políticas necesarias para el desarrollo
de una oposición organizada.
Durante el Gobierno de Turbay la militarización del país ha aumentado. Esta se concreta en el famoso Estatuto de Seguridad expedido por el Ejecutivo y destinado a concretar el orden político hasta el punto que los militares se presentan como una alternativa real de desarrollo del proceso oligárquico e imperialista.

Colombia es uno de los pocos países de América Latina donde se mantiene formalmente un régimen constitucional pero se gobierna con mecanismos dictatoriales como el Estatuto de Seguridad y las recientes reformas constitucionales.
En este sentido nuestro país es quizás el mejor ejemplo de la aplicación del proyecto de democracia restringida impulsado por el imperialismo norteamericano para América Latina; obviamente, un régimen “constitucional y democrático” que carece de legitimidad porque la población es excluida del juego político y se ha marginado de los procesos electorales. Turbay Ayala, por ejemplo, fue elegido por el 17% del electorado del país.
Hoy por hoy, los partidos tradicionales liberal y conservador han agotado sus posibilidades de darle salida al conflicto pueblo-oligarquía. Debido a la actividad de las masas y sus organizaciones, a la de los sindicatos (el Consejo Nacional Sindical une a las cuatro principales centrales obreras), a la protesta de los sectores progresistas vinculados a la lucha por los derechos humanos y a las acciones militares de las organizaciones político-militares, el país ha entrado en un nuevo período de luchas populares. La característica fundamental del período es la coincidencia entre los objetivos de la acción de las masas y de las acciones político-militares que por eso mismo han adquirido una importancia central en la situación política del país. La monopolización significa la derrota económica de grandes sectores de pequeños y medianos industriales, de pequeños y medianos agricultores en proceso de proletarización. Esto, aunado a la situación de miseria, de represión y la carencia de canales de expresión política de aquellos sectores crea grandes condiciones para impulsar un frente popular antioligárquico. Sin embargo, en el actual estado de cosas, es casi imposible el desarrollo de la oposición legal. Por ejemplo, en el caso del Segundo Paro Cívico Nacional, cuya realización se considera necesaria como forma masiva de protesta contra la carestía y la falta de libertades, existe un consenso en torno a la apreciación de que a pesar de la voluntad popular, tal protesta podría convertirse en un enfrentamiento con las fuerzas represivas del Estado, de características insurreccionales.

Con base a las condiciones y posibilidades del movimiento de masas, nuestra organización plantea una alternativa de solución a la crisis. Esa solución se basa fundamentalmente en el criterio de que es necesario abrir los canales de representación política legal de las masas.
El M-19 ha planteado en tres oportunidades la necesidad de darle al país una salida concreta que debe partir del levantamiento del Estado de Sitio (usted sabe que llevamos treinta años de Estado de Sitio, que es un estado de guerra); la derogación del Estatuto de Seguridad, ese nuevo código de represión impulsado por el imperialismo; la liberación de los presos políticos, a través de una amnistía general y, por último, un diálogo entre los Colombianos que incluya a todos los sectores y fuerzas que integran a la nación.
En cuanto a la amnistía, el Gobierno expidió un decreto ley que implicaba la rendición del movimiento guerrillero.
Nosotros no estábamos de acuerdo con la rendición. Proponíamos que se llegara a un diálogo y un arreglo entre el Gobierno y el movimiento guerrillero, que el Gobierno no aceptó. Ante el fracaso de esa ley de amnistía oprobiosa, nuevamente planteamos que el Gobierno decretara una amnistía general sin condiciones, tal como lo explicita la
Constitución Nacional.

La oligarquía Colombiana ha querido vincular el innegable proceso de desarrollo del movimiento armado con la situación que atraviesa Centroamérica y en particular El Salvador, como si se tratase de un plan comunista para invadir estos países, ignorando las condiciones que llevan a los pueblos a levantarse en armas para conquistar su libertad.
Nosotros creemos que una obligación nuestra es evitar, hasta donde ello sea posible, un proceso de guerra civil en Colombia. Evitar que se produzca otra situación como la salvadoreña.
Por eso, estamos a la vanguardia de las propuestas pacíficas y le hemos dicho al Gobierno: levanten el Estado de Sitio, den una amnistía amplia, conversen con nosotros y sencillamente estaremos dispuestos a suspender las acciones militares y legalizar la actividad del M-19.
Hemos lanzado una candidatura para las elecciones presidenciales como muestra de que sí tenemos la voluntad de legalizar la actividad del M-19. Estas propuestas las hacemos dentro de una coyuntura especial, en la que nos hallamos en franco ascenso político y hemos desmentido hasta la saciedad la propaganda de los militares Colombianos en el sentido de que la guerrilla había desaparecido del panorama político. Por el contrario, la reciente ofensiva político-militar de las organizaciones armadas, demostró que la guerrilla tiene ahora más fuerza que antes; tiene más posibilidades que antes y el pueblo simpatiza más con la guerrilla que antes. En estas condiciones, favorables para el movimiento guerrillero, es que planteamos, sin embargo, una solución pacífica a la crisis social.

Si la oligarquía se empeña en mantener su proyecto guerrerista y monopolizar el proceso electoral, se profundizará entonces la lucha armada y, para la coyuntura de marzo del año entrante, entraríamos a sabotear el proceso electoral.
Sin una participación amplia, el proceso electoral continuará siendo el argumento que esgrime la oligarquía para ocultar el carácter dictatorial del régimen Colombiano. Creemos que esa situación de dictadura real debe quedar al descubierto.
¿Que se complicaría entonces la situación? Creemos que más complicada no puede estar.

Javier Donoso: Hay una aparente contradicción en el planteamiento de la participación en las próximas elecciones presidenciales. El M-19 surge precisamente como producto del fraude del 19 de abril de 1970. Las propuestas de ustedes cambiarían las condiciones con respecto a las elecciones pero, en definitiva, dejarían en el marco electoral el problema de la decisión del poder político. ¿Significa eso que el M-19 piensa que es factible que con una cobertura democrática mayor que la que existe hoy en Colombia, es posible acceder al poder?

Jaime Bateman: Mira, nosotros desde que nacimos como organización en el año 74, planteamos que las condiciones de la lucha política en Colombia, impuestas por una oligarquía despótica, conducen al pueblo a optar por la vía armada, pero ello implica necesariamente la vía de la organización de las masas, la vía de la unidad de las organizaciones políticas y del pueblo.
Eso lo venimos planteando desde que nacimos y por eso nos constituimos como una organización político-militar.
Nacimos como consecuencia de un fraude electoral, como tú dices, pero ésta fue una experiencia más en la serie de frustraciones que han condicionado históricamente al movimiento popular en Colombia. Sus líderes han muerto, han fracasado la mayoría de los movimientos políticos legales de masas y ello determinó el escepticismo y la marginación de importantes sectores. Estos factores nos enfrentan con la necesidad de desarrollar una gran actividad ideológica y organizativa tanto en el terreno político como en el militar, tendiente a elevar los niveles de conciencia y combatividad popular.

El conflicto existente no se da, simplemente, entre el Gobierno y la guerrilla. Hay que ponerlo en un plano mucho más amplio, entre la oligarquía y el pueblo, entre la alternativa democrática que desea forjar el pueblo y la alternativa antidemocrática que impone con las bayonetas, la oligarquía. Esa es la disyuntiva real: la lucha no es sólo entre el M-19 y el Gobierno. Para nosotros es fundamental que en Colombia exista un movimiento político amplio, pero en las actuales condiciones no puede desarrollarse menos aún en un proceso electoral. Por ejemplo, el Partido Comunista tiene una existencia legal, tiene sus publicaciones y sus representantes en las corporaciones públicas, pero cuando lleva su actividad a la movilización de masas, encuentra toda suerte de trabas, enfrenta la represión y, en el momento actual, hasta la amenaza de ser ilegalizado. En Colombia no existe la democracia; no hay libertades políticas, no hay libertades sindicales, no hay libertades civiles. En Colombia lo que rige es un estatuto represivo y cualquier forma de oposición, aun la más legal es reprimida. No es casual que García Márquez, personalidad de prestigio internacional, o Feliza Bursztyn, una gran escultora, hayan tenido que abandonar el país por motivos políticos.

En esas condiciones no puede desarrollarse una oposición legal. Por tanto, nuestras propuestas apuntan hacia el establecimiento de garantías reales para la lucha política, que permitan el desarrollo de la alternativa popular sin que aquella implique el desangre de la nación. En tales condiciones, estamos convencidos de que si el M-19 legaliza su actividad, el M-19 se convertiría en una organización de masas. Los hechos lo están expresando. El Gobierno se niega a permitir nuestra legalización porque sabe que en las condiciones que exigimos, el M-19 se constituirá en una fuerza
de oposición real, masiva. Por otra parte, no hay contradicción entre nuestros planteamientos de paz y nuestro accionar militar. Este último responde a la violencia oficial ejercida contra el pueblo. Está demostrado hasta la saciedad que en Colombia son las fuerzas reaccionarias y la oligarquía las que quieren la guerra y las que viven de la guerra. Está demostrado también que la guerrilla tiene grandes posibilidades de desarrollo. Que el ejército Colombiano no ha logrado aniquilar al movimiento guerrillero y aún más, que la guerrilla está en capacidad de convertirse de un movimiento campesino, rural, en un movimiento nacional urbano-rural con gran participación de las masas, orientado a derrumbar el Estado oligárquico. La última ofensiva demuestra nuevos criterios en el desarrollo del movimiento armado: la continuidad y organización del combate, la participación de las masas —la lucha armada está dejando de ser tan sólo expresión de vanguardias armadas—, y la ampliación de la lucha guerrillera en las ciudades. Con esta fuerza sustentamos nuestra propuesta de paz.

lunes, 28 de diciembre de 2009

¡Comandante Bateman!

“NOS HEMOS UNTADO LOS PIES DE BARRO”

Rafael Vergara (Dirigente del M-19. Representante internacional del Movimiento)

La desaparición prematura del Flaco Bateman posibilitó que algunos buscaran dejarlo para la historia tan sólo como una consigna. Generó la lucha por el poder en el M-19, El Flaco era el único que podía aglutinar y controlar esa expresión compleja de personalidades tan maravillosas y diversas que componían la dirección del M-19. Muerto él, comienza la orfandad, una orfandad que persiste.
Con su muerte comenzamos a pelearnos entre nosotros y el resultado de eso fue la gran matazón, matazón que arranca después de la reunión de Los Robles. Comenzaron a morir los grandes hombres, uno a uno, y en eso tiene que ver la orfandad en que nos dejó la desaparición física del Flaco Bateman.

La modestia de la sabiduría

Conocí al Flaco —como todos los colombianos— después de la toma de la Embajada Dominicana, cuando apareció por primera vez en público en la entrevista de Germán Castro Caycedo. Apenas lo vi quedé impactado con su irreverencia frente al dogmatismo de las organizaciones de izquierda. Esa entrevista sigue siendo absolutamente válida hoy en día. Descubrí que era posible tener otra óptica de la realidad. Esa entrevista se hizo en un momento político que partió la historia de este país en dos. Quienes piensan que no era un hombre estudioso se equivocan. Era estudioso y muy profundo: sólo que tenía la sencillez y la modestia que da la sabiduría. El intelectual en general no tiene esa sencillez, se enreda, porque carece del sentimiento de pertenencia al pueblo. Él decía:
“Nosotros nos hemos untado los pies de barro”.

Sentí que yo tenía un espacio allí

Cuando leí la entrevista de Castro Caycedo quedé atado al M-19 y comencé mi transformación. Yo era militante del EPL pero reivindicaba a Simón Bolívar. En el momento de leer esa entrevista, sentí que yo tenía un espacio allí. El Flaco decía, por ejemplo: “¡Eche, no joda! Si tú quieres tener un carrito o un apartamentico, eso no riñe con ser revolucionario”. Bateman planteaba que la contradicción principal no era entre la burguesía y el proletariado, sino entre la oligarquía y el pueblo. Y eso significó un paso adelante en la mentalidad de izquierda del país.

Lo protegían mucho

Lo conocí en México. Aún no teníamos una estructura muy sólida. El Flaco iba en un Volkswagen que se varaba todo el tiempo y se bajaba a empujar. Allí opté por ser el representante público del M-19. Éramos la organización más buscada, más perseguida de América La tina porque rescató la guerrilla urbana; que estaba prácticamente derrotada, Las compañeras que rodeaban al Flaco lo protegían mucho. No le protegían la vida solamente, lo protegían para que nadie lo “tocara”, para que nadie “le cayera del lodo bien”, para que él no se “encantara” con otra persona, para no perder peso a su lado. Eran verdaderas cortes. Le prohibían, por ejemplo, que fuera a mi casa; pero él siempre se escapaba y se presentaba solito.

Hay que dejarlo libre...

No hablábamos siempre de cosas trascendentales; no, ¡qué va! De pronto se emputaba porque el hijo que estaba en la barriga de Lucrecia, mi mujer, se iba a llamar Pablo, como él. Decía: “Deja de joder con eso, que después lo comprometemos. Eso no le da libertad al pelao, sino que va a tener encima a un tipo que tiene que imitar siempre. Hay que dejarlo libre…”

No puedo permanecer demasiado tiempo

Voy a contar un episodio que nadie conoce. Estábamos hablando de Cuba y de pronto le dije: “Oye, Flaco, esa vaina de un tipo treinta años en el poder se la aguantarán los cubanos, pero eso no lo aguantan los colombianos”. Se ríe y me dice: “¿Qué estás tratando de decir?” “Tú sabes lo que te estoy tratando de decir; mañana triunfa la revolución colombiana y entramos al Palacio bailando cumbia contigo en frente”. Se reía, el maldito. “¿Tú cuántos años vas a quedarte ahí? 'Te insisto, treinta años no se los aguanta nadie”. Se puso la mano en la cara, con ese gesto suyo tan característico cuando estaba inseguro de algo, y se me quedó viendo: “¡Mierda, compa, es que cuatro años son muy poquito! ¡No puedo hacer nada!” “Bueno, está bien, de acuerdo, cuatro años es muy poquito, pero ¿cuántos entonces?”. “¡Necesito ocho años para cambiar el país!”. Total, hacemos el acuerdo de que van a ser sólo ocho años. Esto te muestra que él tenía la convicción de que nunca se iba a morir. Luego pasamos a otro tema. Después de mucho hablar, me dice: “¡No joda!, y después de esos ocho años ¿qué me vas a poner a hacer a mí'? ¿Qué me vaya quedar haciendo?” “Te ponemos como asesor, un tipo al cual se le consulta. Vas hasta ahí, ocho años, y luego te vas a recorrer el mundo, como los grandes protagonistas de la historia”. Se me queda viendo y dice: “Es cierto, no puedo permanecer demasiado tiempo”.

La tiranía de las mujeres

Si alguien tuvo influencia sobre Jaime Bateman fue Torrijos. Cuando miro al Flaco y miro a Torrijos, siento que son de la misma familia. Son parecidos en las concepciones, en la táctica y en la audacia intelectual. Los veo como a un Don Juan preparando su ataque de manera impecable. El episodio de los ocho años lo recuerdo con mucho cariño porque me daba la dimensión del personaje, un personaje al que podías tocar. Una vez le mandé decir: “¡Flaco, estoy aburrido de la tiranía de las mujeres!” Porque la jefa internacional era Vera Grabe y en la estructura organizativa de México, arriba de mí, estaba otra compañera, luego otra compañera y luego otra. Eso me tenía enloquecido; era “la tiranía del feminismo”. Un día, ya aburrido de las maricadas de las peladas, le mandé decir que “se comiera un cerro de mierda”. Me habían envolatado la participación en la Octava Conferencia. Me mandó decir. de vuelta ¡que me lo comiera yo! Así era. Igual a Torrijos. Por ejemplo, había un borrachito que pasaba siempre frente a la casa de Riohato, en Panamá, y le gritaba: “¡Tú eres un hijueputa!” Torrijos salía y le respondía: “¡Más hijueputa eres tú!”

Un hombre al que le podía llegar

Aunque no tuvimos una permanente posibilidad de vernos, teníamos comunicación. Yo era el editor de la revista Vainas de Macondo y escribía en la revista Colombia; además, trabajaba en el sueño del Flaco de crear el frente internacional del M-J9. “Ahí está otra vez la influencia de Torrijos y la influencia sandinista. El recuerdo que tengo de Bateman cuando lo vi por primera vez fue como conocer el antihéroe, un larguirucho, narigón, un hombre al que podías llegar.

Me puso a escribir en serio
Yo venía del ML ¡Imagínate, orinaba rojo!, y el hombre me hace una jugada: decide que quien tiene que establecer las relaciones con la Internacional Socialista era yo. Y con eso me obligó a crecer, porque para mí los de la Internacional Socialista no eran revolucionarios. Me escogió a mí y me obligó a dejar el lenguaje retórico del marxismo esclerótica y me puso a escribir en serio. Le debo al Flaco que me haya puesto a escribir. Me forzaba la cabeza para que yo entendiera que el mundo era más ancho. Me pidió que escribiera el primer documento para la Socialdemocracia. Se lo entregué y ni lo leyó. Le puso la firma. Algo grandioso, creía en la gente, en las mujeres sobre todo. Era la influencia de la vieja Clema. Siempre lo veías rodeado de mujeres y muy enamorado. Da pena decir esas vainas porque Esmeralda seguro piensa que él era un santo y de pronto se molesta. Era un santo con ella. La quería, o sea, era leal. Podía tener una relación con otra mujer, pero Esmeralda era Esmeralda. La quería mucho.

Por un problema de plata tantas truñuñeces

Una vez cincuenta pintores mexicanos hicieron una agenda del Eme. ¡Otra vez las compañeras! ¡Coño, si eran difíciles! Me retrasaron tanto los dineros que hubo que demorar la edición, ¡y yo con los negativos hechos! Imagínate, por un problema de plata tantas “truñuñeces”. Estábamos en una cafetería hablando con la Mona Vera, otras compañeras, el Flaco y yo; de pronto, en la charla, yo le estaba poniendo las quejas de que me estaban negando el dinero, y de pronto siento la mano de él en la rodilla: Pensé: “¡Mierda! ¡Se mariquió el Flaco!” Y lo que pasaba es que me había puesto a escondidas mil dólares.
Cuando ellas se despidieron, me dijo: “No vayas a decir un carajo o si no después me matan esas mujeres”.

Leía lo que necesitaba

Cosas del Flaco para su biografía: nace aliado del mar, en la primera ciudad que fundan los españoles y que sobrevive a la Conquista: Santa Marta. En la misma ciudad muere Bolívar y allí se hace hombre Gaitán. Esos fenómenos tuvieron en él gran influencia. Clementina decía que el Flaco leía mucho a Bolívar y a Gaitán desde pelao. Aunque la tendencia de muchos era ver al Flaco como un hombre que no leía, que era de la “social-bacanería”. No podían entender que supiera tanto. Leía lo que necesitaba leer y punto.

Se la pasaban en la conspiradera

El hombre inaugura la insurgencia negociadora. Bateman es un hito, una marea en el tiempo. El significa el antes y el después: Te hablo del hombre que viene del marxismo, y lo desdogmatiza, del que siempre está dispuesto a la solución de lo posible. El logró poner en la práctica la flexibilidad de la insurgencia armada. En eso tuvo mucha influencia de Torrijas. De las pocas cosas que el Flaco escribió, es el comunicado cuando Torrijos se muere; ese es de la propia pluma del Flaco y refleja el valor tan enorme que le daba al General. Eran hermanos. Eso te explica por qué se la pasaba en Panamá. No solamente por razones de seguridad, sino porque se la pasaban en la conspiradera siempre y mamando gallo.

Mar, devuélveme a mí hijo

Era mágico todo en él; incluso hasta la manera corno desaparece, el misterio que rodea su muerte. Si me preguntas si fue un accidente o fue que le bajaron el avión no te lo podría asegurar, como tampoco sé si fue verdad que él había visto cuando vendieron la espada del coronel Aureliano Buendía. Tampoco sé si eso es mentira. Su vida fue eso. El hecho mismo de que lo encuentren los indígenas en la selva y de Clementina gritándole al mar: “¡Marrrr... devuélveme a mi hijooo!... ¡devuélveme a mi hijooo!...” lo escucharon los Cunas. Ese grito va por el viento y cuando le cuentan a Fidel, el hombre se puso a llorar y dijo: “Se perdió un gran hombre, un gran héroe de América”.

La nutriente sustancial es la cultura

Bateman nos marcó la ruta. Él planteó por primera vez la necesidad del Diálogo Nacional como salida negociada al conflicto armado. Se adelantó a la guerrilla latinoamericana. Rompió la lógica de la guerra entre aparatos militares. El gran error es seguir pensando con la lógica política, creyendo que la nutriente sustancial de los pueblos es la política y no la cultura; la política lo único que puede hacer es posibilitar el espacio para que la cultura florezca.


La fuerza irresistible del amor

Bateman planteaba la “cadena de los afectos” como enlace político-poético: Decía que el poder de los seres humanos residía en “la fuerza irresistible del amor” y que esa tenía que ser la motivación del M-19. Eso no es del Flaco, es de Bolívar. En Colombia, en vez de haber estado jodiendo tanto con lo del odio de clase, si hubiéramos explotado más ese concepto del amor; seguro que las cosas hubieran sido distintas. El Flaco encarna la transformación de la actividad política porque le mete la nutriente del amor, y eso era difícil esperarlo de un guerrillero. Un guerrillero que comenzó a creer que la alegría era el elemento más activo en la lucha.

Sobre todo, sabía de la gente

Sabía de la guerra muchísimo. De veras que sabía de eso, pero sobre todo sabía de la gente. Un periodista terminó escribiendo que el Eme tenía hasta rockets y todo eso fue por el encarrete que le metió el Flaco.
He valorado tanto el hecho de que Bateman con un puñadito de hombres —éramos un puñadito fuera de la cárcel— lograra elevar el nivel de lucha armada en el momento más difícil... La fuerza material era mínima. El ataque al palacio presidencial con el mortero. “Voy a liquidar la amnistía”, dijo, y le quitó la iniciativa al gobierno. Le lanzó un mortero al Palacio a las 6:00 de la mañana, cuando no había nadie. Éramos una guerrilla “antiséptica”, con el menor número de muertos posible.
Estaba ahí, constatando la pasión desbordada del pueblo
La experiencia del Flaco con los sandinistas fue enorme.
Conoció a Tomás Borge en Colombia y tenía una gran amistad con él. El impacto sandinista en él es determinante en la formación de su pensamiento político. Viajó inmediatamente se dio el triunfo en Nicaragua. Él estaba ahí en ese momento, constatando la pasión desbordada de ese pueblo. Si le quedaba un pedacito de dogmatismo comunista, se le acabó en Nicaragua. Extrajo de la experiencia nicaragüense que si tú quieres ganar, tienes que romper la columna vertebral que es el ejército. Hay quienes dicen que el Flaco se equivocó en eso, cuando dijo que ¡ni por el putas!, que no era el tiempo todavía de salir a la calle, sino que había que darle duro al ejército, ablandarlo para que también se ablandara el sistema político. Decía que el ejército era el tronco. Si tú tumbas el tronco, se caen las ramas. El proceso político parece no haberle dado la razón en eso. No lo sabemos todavía con seguridad. Los troncos no se derrumban sólo con estallidos. El ejército colombiano ha tenido algún cambio en estos años, o si no, no estarían tolerando el proceso actual.
Viene la orfandad

El Flaco se muere y viene la orfandad y la lucha intestina en el Eme por el poder. La destitución de Iván es la infamia más grande que se ha cometido. Eso rompió la “cadena de los afectos”. Comenzaron los odios y la debacle. Comenzamos a equivocarnos. “El Turco” proyecta vainas sin debate porque ya no existían las grandes amistades que movieron al Eme como para decirle: “Turco, no joda, te equivocas, no vayas tan rápido”. No hay que echarle toda la culpa al Turco; la culpa fue de todos los que creíamos que seguíamos en lo cierto; la culpa fue de la orfandad. Si Jaime Bateman hubiera estado vivo durante el 84, o sea, en el gobierno de Betancur, otro hubiera sido el resultado.
Bateman planteaba que no era posible encontrar la salida negociada si los militares no se sentaban a la mesa de las negociaciones. “El Diálogo Nacional no puede ser completo si los actores, los protagonistas, no se sientan a hablar”. Hay gente que está diciendo eso ahora. Era un visionario. El pensamiento de Jaime es un pensamiento vivo.
Yo, por ejemplo, ahorita mismo estoy en deuda con él. Tengo que ir a Santa Marta a visitarlo y contarle qué ha sido de mi vida. Tengo que contarle cuáles son los pasos que estamos dando; contarle lo que está pasando.

Prólogo del libro BATEMAN.


Con BATEMAN volví a vivir al Flaco. Confieso que se me había perdido y que hacía muchos días no lo recordaba. Pero de golpe, los testimonios lo pusieron sobre la mesa y el hombre se me pegó otra vez. Regresó con esa risa medio ronqueta que abría avenidas, con esa algarabía en los brazos y con esa certeza de que lo que hacía lo hacía porque tenía que hacerlo. Me he soñado con él todas estas noches.
Las muchas voces que recoge el libro lo llevan a uno de aquí para allá sin consideración ni descanso, como cuando uno lo acompañaba a hacer una diligencia en la carrera Décima. El Flaco sale de esas páginas vivo porque la cadena de afectos que lo mantenía no se ha roto. Él fue hecho por la gente, su gente. Por esos miles y miles de colombianos con los que, al final, quedó enculebrado. Fue hijo de Clementina que le dio un corazón loco, pero también de Federico Arango que le dio un argumento, o de Turbay que le dio la ocasión. De Iván Marino, de Esmeralda, de Peggy.
¿Por qué, me pregunto, queríamos tanto a un tipo que se nos aparecía una tarde y se nos perdía luego, en cualquier esquina? El libro me ha hecho la pregunta y en este prólogo quiero ensayar una respuesta: creo que el hombre lo que trasmitía era una enorme, una ilimitada confianza en su destino. Por eso la gente se jugaba la vida con él. Por eso nadie se negaba a acompañarlo a cualquier cosa: desde conspirar contra Álvaro Vásquez hasta ir a comprar cucas. Uno no sabía dónde podía parar cuando le decía que sí, pero nadie le decía que no. Despertaba confianza porque tenía frescura y sobre todo, fe. No importaba si fracasaba. Sabíamos que volvería a intentarlo hasta coronar. El EME se fortalecía cuando lo acababan. Creo que al Flaco lo emocionaba más la tensión, la conmoción de tratar, que el resultado. Para un luchador de verdad la derrota sólo es un punto y coma.
La gente lo seguía y llegó a convertirlo en su cabecilla. Era ante todo un rebuscador y el rebusque es el alma de este pueblo. El rebusque es la sagacidad, la picardía, la ligereza, la habilidad para sobrevivir en un mundo con pocas, poquísimas, salidas. El sistema social es un instrumento para cerrar caminos, para asfixiar. El rebusque es la filosofía de la esperanza y la manera de vivir el día de hoy. Rebuscarse es poner los pies en el asfalto por la mañana, con la decisión de no regresar vacío por la noche. Es no tener marcos ni esquemas, ni conceptos ni reglas. Es ser lo que somos: una posibilidad creándose a sí misma. El Flaco era maestro en el rebusque. De ahí que despreciara las líneas, las "claridades" políticas. Nunca tuvo nada claro. Era su virtud. Tenía la ventaja de no tener ideología. No seguía líneas y por eso no comulgaba con ruedas de molino. Buscaba, rebuscaba, incesante.
Uno lo seguía porque esperaba que de tanto joder y joder, de golpe salía con algo. Y siempre salía con algo. Lo que mata nuestra rebeldía son las doctrinas. Por eso la Iglesia es tan cara a nuestros estadistas, por eso el Estado es tan grande y tan útil al orden.
Por eso los partidos –todos— son tan pesados y lerdos. Sin el rebusque, los colombianos estaríamos muertos. No nos habrían desangrado pero nos habrían encementado. El rebusque era la locura del Bateman.
Muchos esperábamos que Navarro invocara al Flaco el 4 de julio al sancionar la nueva Constitución. Nada. Nada con el pasado, puro futuro. Uno de los sueños del Flaco era entregar la espada de Bolívar acompañado de la Chiqui. "Si Turbay nos coge la caña de la amnistía –comentó— nos jode, porque yo lo que es a ese man no le entrego nada". La Constitución del 91 comenzó a gestarse contra Turbay y sus caballerizas a raíz del Cantón Norte. En el fondo todo lo que hizo el EME -craneado por Fayad y el Flaco y revisado y aprobado por Iván Marino- tenía una función: inducir al país a participar en la vida pública por una vía distinta a la electoral, viciada por el clientelismo. Desde hechos tan cuestionables como lo de José Raquel Mercado, hasta corones tan rotundos como lo de la Embajada Dominicana, las acciones del EME fueron una invitación constante al pronunciamiento popular, a la participación política masiva, a la movilización del llamado Constituyente Primario. Hay ecos de Hernando González en esa convicción del Flaco: "Que griten las paredes". Tanto la guerra como la paz eran meras ocasiones para despertar la iniciativa y la participación de la gente en el manejo del país. En el Flaco la participación no era cuento.
El libro no puede ser más oportuno. Encuentro, no obstante, dos vacíos que señalo porque la tarea apenas comienza. Me quedó faltando el cobre del hombre, los lados flacos del Flaco, sus contradicciones, sus vicios, sus bajezas. Tenía también, como todos, un demonio. Los que lo conocimos quedamos debiendo ese capítulo a una biografía que colectivamente comenzamos a escribir.
Me quedaron faltando también las voces anónimas, las de los que no cabemos en la radiopatrulla, las voces de la gente que lo vio y lo catió, que no era su amiga de partido, ni de parranda ni de barrio. Esa gente que constituía su obsesión. Esa gente que lo siguió, lo buscó y hoy sigue buscándolo en las selvas del Darién y del Caquetá, en las comunas de Medellín y de Bogotá, en el Magdalena Medio y en el Urabá, en las laderas del Cocuy y del Sumapaz. Mientras su gente, la chusma, lo siga buscando, el Flaco estará vivo.

Alfredo Molano
Septiembre 1992

lunes, 30 de noviembre de 2009

¡No vamos a entregar armas!

¡POR PURA DIGNIDAD!

¡Estallidos de esperanza!

ACTIVIDAD DE CIERRE UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA SEDE BOGOTÁ.

Nos vamos... ¡A preparar la jodienda para el otro semestre!


En primer lugar quisiéramos recordarles que la razón fundamental de nuestra presencia en la universidad es el estudiantado. Sí, compas, ustedes son nuestra fuerza. Les agradecemos su actitud: combativa y beligerante en el tropel que llevó a cabo la plataforma “A Enkapucharte” el jueves pasado.
Pero la lucha no puede acabar por las vacaciones. La Pedagógica nos necesita más que nunca. Hacemos un llamado a la unidad, pero no sólo para el tropel, pues ese no es nuestro fin último. Invitamos al estudiantado a defender la Universidad y que en uso de su autonomía libere al artista, al pensador, al estudiante berraco y parado. Nuestra lucha es por la DIGNIDAD. Así que no comprendemos cómo hay corazón, fuerza y compromiso para entregar los trabajos, pasar el semestre o graduarse, pero para luchar por la UPN nos hacen falta cojones.
A las organizaciones abiertas las felicitamos por haber articulado una serie de procesos de resistencia que permitieron que los estudiantes de los primeros semestres se pusieran a trabajar en la defensa de la educación. De igual manera y con mucho respeto las invitamos a reflexionar sobre su actitud sectaria ante los “capuchos”. No somos atrasados políticos por taparnos la cara, creemos que no es una buena educación política llamar por un lado a la unidad y por el otro al sectarismo. Evitemos que dividan nuestra lucha, nosotros no somos el problema de la Pedagógica, los problemas de ésta son más profundos y tienen que ver con la baja calidad, la falta de cupos para el pueblo colombiano, la mala administración, en fin, la precarización de la misma. Nosotros no somos sus enemigos, los acompañamos en las marchas, paros y lo seguiremos haciendo.
¿Vamos a dejar que las AUC se nos metan a la U? ¡No jodás! Ni un paso atrás. ¡Patria o muerte!A los compañeros trabajadores los invitamos a que nos acompañen en nuestras luchas. ¡No nos abandonen! No permitan que sus salarios sigan bajando, peleen por su derecho a la salud, a la pensión y a la estabilidad laboral. Por un trabajo digno. Por una universidad digna para ustedes y para nosotros; luchemos juntos.
A los profes los invitamos a tomar posición en este ataque a la educación. Ustedes y nosotros necesitamos de la Universidad. Con su experiencia, su conocimiento y el nuestro, el compromiso y la fuerza, lograremos muchas cosas.
Al señor rector le decimos que piense bien sus acciones pues no hay Uribe que valga para justificar el ENRIQUECIMIENTO ILÍCITO. Esperamos que cuando volvamos el próximo semestre no haya huido como una rata (tuvimos un Déjà vu) junto a sus secuaces. Usted no va a ir al exterior como lo planea, sino a pagar sus deudas con el pueblo colombiano en una cárcel. De nuestra parte tiene todo el apoyo para que esclarezca por qué la Universidad tiene semejantes problemas.
A nuestros compas clandestinos les agradecemos por todo lo compartido este semestre y los invitamos a seguir buscando la UNIDAD, entendida como el respeto por las diferencias, la autonomía y el acuerdo en la pluralidad.
Por último llamamos a los celadores a reflexionar sobre su papel en la Universidad. ¿Quiénes son sus enemigos? ¿Los estudiantes? ¿O los que les pagan un salario mínimo por arriesgar su vida, no le aseguran ni educación ni salud para sus hijos? Pensamos que como pueblo, ustedes también sufren el hambre como nosotros.
Por nuestra parte seguiremos estudiando, haciendo las autocríticas pertinentes, esforzándonos para llegar a la unidad, pensándonos y construyendo un país realmente democrático, libre, amplio y generoso para todos los colombianos. ¡A la carga! ¡Deja la locha, prepara la lucha! La lucha por el pueblo, es para siempre, nosotros no tenemos vacaciones.
movimientojaimebatemancayon.blogspot.com
Compa: Su futuro está en la patria, en ésta, en la nuestra. Pero, primero tenemos que cambiarla, volviéndola amplia, generosa y para TODOS. A eso invitamos a la Juventud, a labrar, con su esfuerzo y con el nuestro, una NUEVA PATRIA.“…
¡Rebeldía, Rebeldía, Rebeldía, en eso está el M-19 nosotros no nos vamos a dejar humillar, nosotros creemos que este pueblo tiene todo el derecho de protestar, tiene todo el derecho de rebelarse, porque se está muriendo de hambre y son millones de personas! Esa es nuestra función: rebelar a la gente…” Comandante Jaime Bateman Cayón.
¿Vamos a dejar que las AUC se nos metan a la U? ¡No jodás! Ni un paso atrás. ¡Patria o muerte!
MOVIMIENTO JAIME BATEMAN CAYÓN, M-JBC
UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL, BOGOTÁ.

lunes, 23 de noviembre de 2009

Una esperanza llamada M-19


“…Nosotros creemos que el problema en Colombia no se resuelve, y eso lo hemos dicho en todos los idiomas, no se resuelve arreglándole el problema a unos detenidos políticos o a unos perseguidos políticos, el problema es más profundo, el problema está ubicado en las desigualdades grandísimas que existen en Colombia, en la miseria, en la falta de educación, en la falta de salud…”
Cmdt. Jaime Bateman Cayón.

Una esperanza llamada M-19

Indiscutiblemente el M-19 marcó la historia colombiana y tocó todas las esferas de la sociedad. Hizo que el concepto que sobre la guerrilla se tenía cambiara, volviéndola a traer al común del colombiano, al citadino que poco sabía de las luchas campesinas, de los objetivos de la lucha armada y sólo escuchaba sobre la chusma que comía niños y no creía en Dios. El M-19 mostró que era posible tomarse las ciudades, llenar de alegría el corazón de los niños con juguetes y leche, y hacer de ese acto el más revolucionario: enseñarles a combatir para que todos los niños del país tuvieran lo mismo.
La talla de la dirigencia y el corazón de los militantes hicieron de ese movimiento un reflejo de nuestro país: fuerza, lucha y astucia. Todo eso, sacado a relucir por la “diabólica” mente de Jaime Bateman Cayón, líder y fundador del M-19 hasta su desaparición en 1983. Ese hombre Costeño, desgarbado, narizón y con un afro impresionante, fue quien dirigió la orquesta y la mantuvo al ritmo de la música del pueblo. El Flaco Bateman propuso rescatar a Simón Bolívar de los museos, sustrajo la espada del libertador el 17 de enero de 1974 y la puso en la lucha de nuevo. Ideó el robo de más de cinco mil armas al ejército colombiano, dejándolo en ridículo ante la prensa nacional y extranjera. Después de un receso propuso tomarse la Embajada de la República Dominicana e hizo tambalear al Gobierno de Turbay Ayala ante la opinión internacional por torturador, antidemocrático y asesino. Fue el primer guerrillero en hablar de diálogo y negociación, como un camino más rápido (con las ganas de evitar la guerra prolongada que vivimos hoy) hacia la revolución y hacia la paz.
Pero Bateman vio la paz como un salario digno para los obreros, tierra para los campesinos y los indígenas, sabía que la paz pasaba por la justicia social y no por las acciones de la guerrilla. De igual manera vio en la negociación una forma de saber qué piensa en contrario sin dejar la dignidad de lado. Él creía que a las negociaciones debía llegarse con fuerza militar, porque nadie le iba a regalar al movimiento guerrillero lo que no había conseguido en el campo de batalla. Bateman hablaba de buscar las soluciones de la nación pero no de resolverle los problemas a los guerrilleros, sino solucionar los problemas fundamentales del pueblo. Ahí estaba todo el embrollo del asunto: ¿Cuáles son los problemas del país? ¿Las guerrillas o las injusticias? El problema fundamental de Colombia es que mientras unos mueren de colesterol alto, los otros se mueren de hambre. Antes de morir El Flaco repitió hasta el cansancio que la amnistía no era la paz, que el problema no era la guerrilla, que había que desconfiar de Belisario y su fraseología con la que decía mucho y nada al mismo tiempo. Hablaba de armarse… porque las armas eran y son la única forma de hacerse escuchar y hacer respetar la voluntad del pueblo. Jaime Bateman ó Pablo García era el conductor de ese proyecto llamado Colombia: combinaba la política con la capacidad militar, hablaba de las relaciones humanas como factor fundamental para llegar al poder y la bautizó “la cadena de afectos”. ¡Nos enseñó que la pasión desenfrenada va a hacer que en Colombia haya una revolución del putas! Pablo reunió la capacidad política de Álvaro Fayad y los conocimientos militares de Iván Marino para hacer que el Eme se moviera y moviera al país.
Ninguno, ni Iván Marino, ni Álvaro, ni Pizarro, supieron qué hacer ante ese monstro que se les venía encima: El país con sus problemas. A Iván la muerte lo sorprendió buscando un camino hacia la paz en Cali y a Fayad lo cogió en Bogotá tiempo después del asalto al Palacio de Justicia. El Eme agonizaba. Quedó al mando Pizarro quien lo condujo por un sendero del que no habría regreso: la desmovilización. El M-19 creyó estar dándole a Colombia una esperanza y un fin a la guerra, pero olvidó lo que dijo Bateman: “mientras en este país haya gente que tenga que salir con cuchillo a buscar el desayuno, habrá guerra”.
Efectivamente la guerra en Colombia no ha terminado y no va a terminar mientras subsistan las actuales condiciones de miseria, de indignidad. Un movimiento al que en medio del proceso de “paz” le asesinan a cientos de combatientes y a líderes como Afranio Parra (enterrado en medio de la negociación) no podía firmar un acuerdo como ese. El M-19 no podía firmar un acuerdo cuando todos sus proyectos de ley fueron hundidos en el congreso, cuando sus campamentos de paz asaltados, porque el proceso no sólo fue atacado por los militares sino también por la rama ejecutiva con sus engaños: ¿Quién maneja a los militares? ¡Ellos no se manejan solitos en Colombia! ¿Para qué firmar unos acuerdos que estaban rotos antes de ser pactados? Los errores se volvieron un caminar constante.
El M-19 siempre había promulgado que hacía acuerdos sobre el pueblo, es decir, sólo si había una solución a los problemas de los colombianos, ¿pero la hubo? En Colombia no hay más empleo, en Colombia no hay condiciones para vivir dignamente, en este momento hay más de veinte millones de pobres. El Eme no pudo seguir con su lucha después de desmovilizado porque precisamente la vía electoral (viciada y repugnante) no permite que en nuestro país hayan cambios en el sistema. ¡La Democracia colombiana está en su peor momento! ¡Murió! Así como las esperanzas que tenían miles y miles de personas en que el M-19 le podía reivindicar sus derechos. El Movimiento desconoció la realidad política que estaba viviendo la nación: El genocidio a la Unión Patriótica. ¿Cómo carajos ir a la lucha electoral cuando estaban masacrando un esfuerzo democrático de tan alta magnitud? ¿No importaban esos muertos? Jueputa, por pura dignidad y responsabilidad con la vida de los otros compañeros, se debió analizar con más detenimiento esa vía.
Lamentablemente la conducción de Pizarro estuvo marcada por la inexperiencia y el desespero en la guerra, las “buenas intenciones” no le permitieron ver la magnitud de sus decisiones. La gente a su alrededor aprovechó esas situaciones para conducir al eme hacia donde quería: unas cuantas curules y unas cuantas reformas que hoy no existen. Una constitución escuálida que fue fusilada por el paramilitarismo… la lucha de tantos años, los muertos que pusimos, fueron tirados a la basura, al caño. La conciencia de los combatientes está desaparecida, como los dineros de la desmovilización, como la dignidad que envolvió miles de armas. Ahora salen a flote el cretinismo condenando la lucha armada, jodiendo a los compas de las FARC o del ELN que con sus errores y todo merecen un gran respeto y una gran admiración. Jodiendo a los estudiantes diciendo : ustedes no son el M-19, negando las palabras de Bateman cuando decía que siempre que haya uno que se indigne, ese es del M-19, negando a Lucho Otero cuando nos recordaba que ser eme no es ser militante sino es ser y actuar de determinada manera… que es una manera honesta.
El M-19 como gestor de cambios en nuestra tierra fracasó, porque traicionó su esencia: la honestidad y la actitud de rectificar cuando se equivocaba. “A la gente no lo interesa si te equivocas en la política, a la gente le interesa es si eres consecuente o inconsecuente”, y esto va para los ex militantes que hoy trabajan con el uribismo. Frustró los sueños de un país mejor, no estuvo a la altura de las exigencias del país y ahora le hace favores a la oligarquía condenando la lucha guerrillera como un camino hacia la democracia y la justicia social. La democracia se construye, en eso estamos de acuerdo, pero no desde una curul en el senado ni desde la dirección de un partido buscando votos para no quedarse por fuera del escenario político.
Retomamos las banderas del comandante Pablo y buscamos enrutarnos por un camino que creamos a diario, tomando como base la experiencia. Aprendemos del Proceso y sabemos que la entrega de armas no es una opción para nosotros, que si las tuviéramos serían para garantizar que todos los acuerdos que hagamos se cumplan, para conseguir por la fuerza lo que nos sea negado por la vía burocrática… recordamos la promesa de Bateman: Mientras haya un guerrillero, un hombre dispuesto a defender su país, yo voy a estar ahí… El Flaco está con nosotros y nosotros con Colombia.
“nuestras armas son la garantía de los acuerdos que hagamos. ¡Filas de guerrilleros como los de Guadalupe Salcedo entregando sus armas, nunca las volverán a ver en este país o NO por lo menos de parte del M-19!
Cmdt. Jaime Bateman Cayón.

martes, 10 de noviembre de 2009

¿POR QUÉ EL EME DEL FLACO?



“Jaime Bateman Cayón sigue con nosotros en la jornada del cambio, porque los revolucionarios a diferencia de la oligarquía, no enterramos nuestros muertos en la tierra, sino en el corazón y ahí palpitan al ritmo de la vida y las esperanzas populares”


Comandante Andrés Almarales Manga



¿Por qué el Eme del Flaco?


El Eme del flaco reflejaba al hombre colombiano, sabía a nuestra patria, con sus errores y todo. Bateman rescató algo que parecía ridículo nombrar en un momento donde se planteaba cambiar el país de raíz: Luchar por la patria, frase olvidada desde los tiempos de Bolívar. Con su poca cientificidad, menos palabrería y más práctica, se inició un camino nuevo hacia el poder, con los colombianos como razón de ser, la patria como un móvil reencauchado y la colombianidad como guía en el camino. Con más parranda que llanto, ganas de triunfo, de armarle la espantosa a la oligarquía colombiana, de mamarle gallo al sistema.
Le dijo Doña Clementina Cayón a Jaime Bateman una noche: mijo, dejar de joder, yo vendo la casa y te compro una finca... Luego te dedicas a hacer plata, pero Bateman replicó: mientras haya un niño que se esté muriendo de hambre en Colombia, yo tengo que seguir en esto… el amor al pueblo siempre fue su motor, la confianza en la gente su locura y las ganas de vencer su pasión… El flaco le imprimió al M-19 unos objetivos claros, el beneficio del pueblo, la paz y la justicia social, éstos se fueron olvidando después de su muerte, el problema no era resolverle los líos a los guerrilleros sino mirar hacia las necesidades del pueblo y solucionar sus cuestiones fundamentales. Jaime no tenía doctrinas ideológicas, pero si una disciplina con todo aquello que se comprometía. Generó una cadena de afectos gigante, que se refleja en la actitud de cada uno de sus militantes: todos los que participaron y lucharon en su movimiento, lo hicieron por gusto, porque sentían seguridad de la victoria, nadie estuvo obligado y por eso cada compañero más que un cuadro político-militar, era un amigo. Bateman sabía dónde poner a los compas y nunca lo defraudaban, no porque supieran hacer de todo, sino porque el Flaco les había brindado la confianza.
El Eme del flaco reflejaba una familia, una verdadera familia, no como las de ahora, que cada integrante va por su lado, y ni se saludan, así vivan bajo un mismo techo. Los lazos que él construyo con el comando fundador, con los nuevos compañeros, con los periodistas, con el pueblo y hasta con sus detractores eran el punto central para que continuaran por el camino pactado, lamentablemente esos lazos se cayeron con su desaparición física, como lo expresó El Turco Fayad: “se me apagó la luz”.
Como ya lo mencionamos, también tenía errores, como todos. Él no era ningún mandraque (en sus palabras), pero estos nunca opacaron sus anhelos, su modo de pensar y actuar; siempre fue honesto y justo, como consideraba que tenía que ser el hombre nuevo. Sus errores no iban más allá de confiar, de querer a muchas compañeras al tiempo, esperar lo mejor de todos, y fundamentalmente PENSAR EN EL BENEFICIO DEL PUEBLO y dejar en la patria su propia existencia.
Bateman sigue siendo para nosotros la voz de la unidad, de la contundencia, de la berraquera y la entrega absoluta por esta causa, que ha de ser la más desinteresada y transparente: ¡la liberación del pueblo! ¡La paz! ¡La dignidad!

Su enseñanza iba más allá de la vida guerrillera, te toca como sujeto de familia, de ciudad o de campo. Nos dice que no solo es resistir, ni sobrevivir a medias, sino tenemos que golpear donde más les duele, a todos aquellos que nos oprimen, que nos explotan, que roban, que engañan y se sostienen a costillas de la miseria del pueblo, sean de derecha o de izquierda. Que tenemos la responsabilidad de hacer un cambio profundo, y que es un derecho vivir dignamente, no podemos seguir mendigando. Nuestro país es inmensamente rico, y sus frutos los obtiene una minoría, una élite tradicional, que jamás entregará nada por las buenas. Tendremos que buscar la libertad que el pueblo necesita, en principio por las buenas… y si no acceden, la conseguiremos como tiene que ser…que es sólo con la lucha, unidos en los afectos y en las barricadas, a la fuerza, porque en Colombia sólo se le escucha al que habla duro.

El Eme del flaco nos enseño la importancia de que los tiros no solo se escuchen en el campo, sino que también tienen que sentirse en las ciudades: en el corazón financiero, en las puertas y ventanas de las multinacionales que descaradamente se roban nuestros recursos, en las barbas de los oligarcas, en las instituciones pervertidas y traidoras, donde ellos sientan presión directa, contundente, verdaderamente peligrosa para sus intereses y finalmente venzamos en este empeño. Claro está, sin odios y sin venganzas como banderas, sino con la certeza que es por y con las mayorías, que se transforma el país.
Todo esto es un camino para nosotros, y esperamos que se logre trasmitir a millones, para incitar a la revolución, para ser factores activos de ésta, sin perder el rumbo y las metas trazadas. Por otro lado y haciendo una aclaración y una reflexión necesarias, sabemos que el Flaco habló bajo muchas condiciones distintas a las nuestras, hace varios años, cuando no existían semejantes peligros, como lo son un paramilitar como presidente, los medios de comunicación que ya no son únicamente de la oligarquía colombiana, sino de las grandes empresas españolas, unos medios entregados y los más mentirosos de todo el continente, además, con un pueblo tan cegado, alejado y conformista.
Las cosas han cambiado y no precisamente para bien. Ahora, adicional a todas las condiciones de hambre, abandono y miseria, que llevaron a nuestros antecesores a tomar las armas y pelear justamente, hemos de sumarle el crecimiento atroz del aparato militar y paramilitar del estado, así como de la burocracia y el clientelismo, el cierre feroz de las vías pacíficas para el acceso al poder, la misma manera solapada para elegir los presidentes, cambian la sonrisa y el estilo, pero son los mismos con las mismas. Las cachetadas a una constitución (desde el principio débil, escuálida) que jamás comenzó a regir, así como a los militantes de la izquierda divididos y mendigando.
Con todo eso como precepto decidimos tomar las banderas de este líder revolucionario, las banderas que él denominó “de la dignidad de nuestro pueblo”, esas que pensó haber entregado para que se enarbolaran en la Nueva Colombia, y que simplemente sirvieron de envoltura de cantidad de armas, antes de ser entregadas o dejadas, como sea que hoy lo llamen quienes permitieron ese acto, que en vez de orgullo, nos produce dudas. Decía el flaco: nuestras armas son la garantía de los acuerdos que hagamos. ¡Filas de guerrilleros como los de Guadalupe Salcedo entregando sus armas, nunca las volverán a ver en este país o NO por lo menos de parte del M-19!... cosa jodida Flaco… ya no queda ni unita.
Por último rescatamos la idea de la magia, de la simpatía, del amor a una causa que no es nuestra, sino del país, creemos firmemente en su idea de la trasmisión de la pasión, ya que somos resultado de eso. Sentimientos infinitos que llegaron a nosotros por sus palabras, por sus ideas, por su espíritu, que nunca muere y que se multiplica día a día, entre aquellos que anhelan un cambio, un camino nuevo y un sueño cumplido.
Por eso el Eme del Flaco, por la sencilla razón que el pueblo continúa en la miseria, que los niños se siguen muriendo de hambre, la gente sigue deambulando por las calles de las grandes ciudades, el pueblo sigue desnutrido… gobernado por unos pocos que mienten, asesinan y son ilegítimos dueños de los bienes de la mayoría. Debemos hacer un llamado a la lucha por las libertades, a que la gente se despierte, que pelee por sus derechos….




“Rebeldía, Rebeldía, Rebeldía, en eso está el M-19 nosotros no nos vamos a dejar humillar, nosotros creemos que este pueblo tiene todo el derecho de protestar, tiene todo el derecho de rebelarse, porque se está muriendo de hambre y son millones de personas, esa es nuestra función, rebelar a la gente…”
Jaime Bateman Cayón
“…Yo estoy de acuerdo con que las soluciones económicas no son a corto plazo, son a largo plazo, pero que se vean. Y nosotros no las vemos. Nosotros lo que vemos es el fortalecimiento del sistema, lo que vemos es el fortalecimiento de un estado clientelista, lo que vemos es el fortalecimiento de la próxima campaña electoral, lo que vemos es el fortalecimiento de quién va a ser el próximo presidente de la República, ya eso está escogido, porque son los mismos, con las mismas, han cambiado el estilo, ha cambiado la sonrisa, han cambiado las buenas intenciones, pero este país no vive ni de la sonrisita de un presidente, ni de las buenas intenciones de un presidente…” Jaime Bateman Cayón, 19 de abril 1983.





¡Con el pueblo, con la lucha, al poder!
Por la Unidad Popular:
Movimiento Jaime Bateman Cayón, M-JBC
POR COLOMBIA HAREMOS HASTA LO IMPOSIBLE

Comunicado 02-UPN

Bolívar con tu espada, Bateman con tu fusil, juramos patria libre: vencer o morir. Por eso estamos nosotros hoy aquí, con la barraquera y la disposición.

BIENVENIDOS A LA LUCHA COMPAÑEROS Y COMPAÑERAS
QUE BACANO ESTAR DE NUEVO EN NUESTRA UNIVERSIDAD

Hay que ir a nuestras universidades a vivir, no a pasar por ellas. (Manifiesto de Córdoba).

Es un placer poder reencontrarnos, estar de nuevo con ustedes, quienes nos dan la seguridad de que aún hay esperanza. Ustedes y nosotros somos el alma de esta universidad, que necesita salir del estado de coma, necesita continuar construyendo caminos para afrontar y derrotar la amenaza de Álvaro Uribe, de su Revolución Educativa y de aquellos que como nuestro rector le siguen el juego al pie de la letra.
Llegamos con muchas ganas, con mucha fuerza, dispuestos a entregarlo todo, para que juntos alcancemos este semestre, por lo menos, la victoria de consolidar un movimiento estudiantil, hasta hoy inexistente.
En primer lugar, saludamos a los nuevos compas: estudiantes, maestros o trabajadores; sepan que llegan a una universidad con numerosos problemas, pero con bastantes personas dispuestas a afrontarlos y a solucionarlos, esperamos contar con ustedes en la construcción de alternativas que saquen a la UPN de la crisis en la que se encuentra.
Como segundo punto queremos presentarles una reflexión y sobretodo propuesta: tenemos que unir fuerzas los que estamos prestos y listos, los que tenemos la conciencia de nuestra responsabilidad con la educación y con el futuro. No nos desgastemos más sacando gente de los salones, para que, o bien se vayan para la casa a adelantar trabajos o para los bares del sector por si levantan el bloqueo; porque eso hace la mayoría. Son pocos los que salen del salón de clase para ir a preguntar qué sucede dentro de SU universidad ¡les vale huevo!
No sabemos si es que les da igual una Universidad Pública que una privada, o es que nada les importa en la vida sino respirar (“yo solo vine a estudiar”), esperamos que le demuestren a su familia, a sus compañeros, a su PAÍS y sobretodo a sí mismos, que tienen berraquera, que no se van a dejar meter lo dedos a la boca, que sienten verdadero orgullo de estudiar aquí y de ser los llamados al cambio social, Compañeros PROFESORES.
Recordemos al General Simón Bolívar: Si la lucha por la libertad se dispersa no habrá victoria popular en el combate y… ¡qué más disperso que esta Universidad! colectivos y organizaciones abiertas por un lado, resistiendo. Estudiantes, profesores, trabajadores y demás por otro, y nosotros, los clandestinos, por allá, con las amenazas hasta el cuello, pero con convicción y sin miedo, y este semestre lo vamos a demostrar.
Si usted ya leyó hasta esta parte del comunicado es porque en algo le interesa conocer lo que opinan unos y otros. Gracias por darnos la oportunidad de llegar a ustedes, de ser promotores de la palabra, la reflexión y la acción.
Pensemos, además, que si esta universidad está jodida, es por la pasividad del estudiantado, por la falta de voluntad, y también (mea culpa) porque no hemos sabido seducirlos políticamente y a veces los discursos se quedan en el aire.
Nosotros, los estudiantes, tenemos herramientas para hacer un mejor análisis de la realidad a diferencia de muchos colombianos, y aunque el país está al revés, somos los Profes, los que podemos cambiar esta jodienda. Los invitamos a pensar, a buscar un camino si no les parece ninguno de los que hay, a unirse a alguna iniciativa, pero fundamentalmente los invitamos a desistir… SÍ, a DESISTIR de la pereza y el conformismo.