Comunicado frente a los 27 años de la desaparición física de nuestro
Comandante Jaime Bateman Cayón
Jaime Bateman Cayón, samario, amante de la rumba, la fiesta y la alegría. Soñaba con un país mejor, con justicia social, hacía la guerra para poder hacer la rumba en paz. Quería que en Colombia, una vez hecha la revolución, todos pudiéramos bailar y hacer un gran sancocho. Un sancocho del pueblo; donde todos participáramos cocinando y comiendo. El sancocho nacional donde cabemos todos.Comandante Jaime Bateman Cayón
La receta era la alegría, la honestidad, la esperanza, los anhelos de una vida mejor. Él creía que todos teníamos algo para aportarle a la revolución. Unos peleando, otros pintando, cantando, componiendo ó haciendo teatro, amando con verraquera y despertando amor con verraquera, con pasión desenfrenada para conquistar el corazón del pueblo. "Sólo así las cosas salen bien, cuando uno las siente como parte propia y no como un implante" decía.
Luego completó su orquesta: encontró a otros personajes como Iván Marino y Álvaro Fayad, acompañados de Boris, Carlos Toledo, Lucho Otero, Andrés Almarales, la Chiqui, y muchos otros… protegidos por la cadena de afectos que él creó y su madre Clementina mantuvo. “Si una persona es absolutamente sentida, constantemente querida, si en ella se dan cita una cantidad de afectos fuertes, el afecto de la mamá, de las hermanas, de la amante, de los amigos, esa cadena de afectos lo defiende de la muerte, del peligro, lo vuelve casi inmortal… porque el amor es la certeza de la vida, es la sensación de la inmortalidad…” le dijo a Alfredo Molano en una mágica entrevista.
La magia del amor y la efectividad de la pasión fueron sus armas más certeras. Si no hubiera sido costeño, tal vez la historia sería otra. Humanizó la guerra porque era samario expresó Orlando Fals Borda para referirse a su amigo “El Flaco Bateman”.
A veces los disparates son necesarios. Y por eso pensó junto a Otero la Toma de la Embajada y por eso se le ocurrió sacarle más de cinco mil armas al Ejército en Bogotá; les dio el Cantonazo. Andaba por las calles de Bogotá como cualquier ciudadano aún siendo el hombre más buscado del país. Se encontraba con sus amigos en la Calle 72 con Carrera 7… muy cerquita de aquí.
Llamó a la rebeldía al pueblo colombiano. Insistió en que no se iba a dejar humillar nunca. “Si no se negocia –decía- va a ser más duro, pero de todas maneras vamos a hacer la revolución en Colombia. A las buenas o a las malas”.
Pero el destino le jugó una mala pasada, hace 27 años se montó en una avioneta y aún no ha bajado. Desde ese día no está en ningún lugar, pero está en todos. El Flaco hace rato estaba olvidado pero con trabajo y amor lo estamos trayendo al combate, a la lucha, al Frente. Muchos, hoy lo quieren utilizar para sus campañas electorales, para sus propios intereses, pero él no se deja. Insiste, como hace 27 años, en que mientras no se haga una revolución no dejarán de estar los intereses del monopolio por encima de la vida humana. Y en Colombia el poder del Imperialismo (Bases, mercenarios, bombas, tanques, dinero), las Fuerzas Armadas que en su seno son mayoritariamente antinacionales y antipopulares, el bipartidismo y sus mutantes (Partido de la U, Cambio Radical y demás) van a controlar el país, a las buenas: con las elecciones que ya tienen arregladas o a las malas, sembrando la violencia como en el 48 con los “chulavitas” o en los 80s con el poder del narcotráfico y los modernos paramilitares.
La dignidad de los colombianos es vulnerada a diario, mientras muchos de los antiguos guerreros lo aprueban o no dicen nada. “Mientras haya un niño muriéndose de hambre en Colombia, yo voy a estar ahí” Y nosotros lo acompañaremos en la lucha por la dignidad, junto a José Antonio Galán, a Bolívar, a Policarpa, a Camilo, y miles de Colombianos que creen que hay que cambiar el país para que los niños del futuro no mueran en la guerra, miles de luchadores, como ustedes, que sienten el dolor del otro y quieren hacer de éste un país mejor, uno justo e igualitario.
Y para eso, para cambiar el país, tenemos una sola doctrina: el júbilo de ser amigos y poder estar juntos; el ser bacanos, con buen humor, pero también claros. Sabemos que los que lleguemos a hacer la revolución, ¡porque llegaremos!, la haremos POR Y CON EL PUEBLO. Porque nos conocemos, porque compartimos un sentir, una esperanza, y hemos jurado cumplir con amor, astucia y alegría.
Luego completó su orquesta: encontró a otros personajes como Iván Marino y Álvaro Fayad, acompañados de Boris, Carlos Toledo, Lucho Otero, Andrés Almarales, la Chiqui, y muchos otros… protegidos por la cadena de afectos que él creó y su madre Clementina mantuvo. “Si una persona es absolutamente sentida, constantemente querida, si en ella se dan cita una cantidad de afectos fuertes, el afecto de la mamá, de las hermanas, de la amante, de los amigos, esa cadena de afectos lo defiende de la muerte, del peligro, lo vuelve casi inmortal… porque el amor es la certeza de la vida, es la sensación de la inmortalidad…” le dijo a Alfredo Molano en una mágica entrevista.
La magia del amor y la efectividad de la pasión fueron sus armas más certeras. Si no hubiera sido costeño, tal vez la historia sería otra. Humanizó la guerra porque era samario expresó Orlando Fals Borda para referirse a su amigo “El Flaco Bateman”.
A veces los disparates son necesarios. Y por eso pensó junto a Otero la Toma de la Embajada y por eso se le ocurrió sacarle más de cinco mil armas al Ejército en Bogotá; les dio el Cantonazo. Andaba por las calles de Bogotá como cualquier ciudadano aún siendo el hombre más buscado del país. Se encontraba con sus amigos en la Calle 72 con Carrera 7… muy cerquita de aquí.
Llamó a la rebeldía al pueblo colombiano. Insistió en que no se iba a dejar humillar nunca. “Si no se negocia –decía- va a ser más duro, pero de todas maneras vamos a hacer la revolución en Colombia. A las buenas o a las malas”.
Pero el destino le jugó una mala pasada, hace 27 años se montó en una avioneta y aún no ha bajado. Desde ese día no está en ningún lugar, pero está en todos. El Flaco hace rato estaba olvidado pero con trabajo y amor lo estamos trayendo al combate, a la lucha, al Frente. Muchos, hoy lo quieren utilizar para sus campañas electorales, para sus propios intereses, pero él no se deja. Insiste, como hace 27 años, en que mientras no se haga una revolución no dejarán de estar los intereses del monopolio por encima de la vida humana. Y en Colombia el poder del Imperialismo (Bases, mercenarios, bombas, tanques, dinero), las Fuerzas Armadas que en su seno son mayoritariamente antinacionales y antipopulares, el bipartidismo y sus mutantes (Partido de la U, Cambio Radical y demás) van a controlar el país, a las buenas: con las elecciones que ya tienen arregladas o a las malas, sembrando la violencia como en el 48 con los “chulavitas” o en los 80s con el poder del narcotráfico y los modernos paramilitares.
La dignidad de los colombianos es vulnerada a diario, mientras muchos de los antiguos guerreros lo aprueban o no dicen nada. “Mientras haya un niño muriéndose de hambre en Colombia, yo voy a estar ahí” Y nosotros lo acompañaremos en la lucha por la dignidad, junto a José Antonio Galán, a Bolívar, a Policarpa, a Camilo, y miles de Colombianos que creen que hay que cambiar el país para que los niños del futuro no mueran en la guerra, miles de luchadores, como ustedes, que sienten el dolor del otro y quieren hacer de éste un país mejor, uno justo e igualitario.
Y para eso, para cambiar el país, tenemos una sola doctrina: el júbilo de ser amigos y poder estar juntos; el ser bacanos, con buen humor, pero también claros. Sabemos que los que lleguemos a hacer la revolución, ¡porque llegaremos!, la haremos POR Y CON EL PUEBLO. Porque nos conocemos, porque compartimos un sentir, una esperanza, y hemos jurado cumplir con amor, astucia y alegría.
2 comentarios:
Exelente blog amigos. viva Jaime Beteman por siempre
Exelente aporte. viva jaime beteman
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