Movimiento Jaime Bateman Cayon: Relatos de la Violencia: “Tres Sacerdotes guerrilleros venidos de España: Domingo Laín, José Antonio Jiménez y Manuel Pérez Parte 2”

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domingo, 4 de marzo de 2012

Relatos de la Violencia: “Tres Sacerdotes guerrilleros venidos de España: Domingo Laín, José Antonio Jiménez y Manuel Pérez Parte 2”




Sacerdotes guerrilleros (Parte 2 de 4)

Manuel Pérez Martínez, comandante ELN

¿Expulsados de Colombia?

Sí, de Colombia. Primero fuimos expulsados de República Dominicana y después fuimos expulsados de aquí de Colombia. Somos expulsados José Antonio y yo, de República Dominicana, nos venimos a Colombia y nos reunimos con Domingo, y después somos expulsados los tres. Fuimos a España, y al reunirnos los tres, nuestra preocupación principal era cómo regresar a Colombia como uno más de los colombianos pobres, a seguir luchando por reformar las condiciones de vida en que nosotros también vivíamos porque éramos obreros asalariados como cualquiera otro trabajador de acá. De ahí que después de dar algunas vueltas por Europa, logramos contactarnos con el ELN para llegar a la guerrilla.


Milena pregunta sobre el trabajo inicial de los sacerdotes españoles compañeros de Manuel Pérez en Cartagena:

Manuel Pérez Martínez, comandante ELN 
Cuando llegamos a Cartagena, nuestra intención inicial era conocer a la gente. Por eso desde el primer día nos buscamos una casita en los lotecitos que había dentro de la Ciénaga de la Virgen. En la primera visita que hicimos, en el barrio encontramos a algún vecino de ahí que estaba construyendo su casita, y entonces nosotros nos brindamos a ayudarle. Pero era muy extraño que unas personas desconocidas se brindaran a ayudar a una persona. Pero hicimos una relación rápida con él, porque enseguida él nos brindó confianza, y nos pusimos a trabajar. La gente comenzó a curiosear, nos preguntaban quiénes éramos, les dijimos que éramos los nuevos sacerdotes españoles que habíamos llegado a la parroquia, que apenas habíamos dado la primera vuelta para conocer. Ahí mismo se fue acercando la gente y empezamos a charlar, les preguntábamos sobre su situación, nos informaron que no había calles sino puro barro dentro de la Ciénaga de la Virgen. Les dijimos que según ellos que podíamos hacer nosotros. La gente nos respondía que tal vez hablar con las autoridades ya que a ellos no les prestaban atención. Nosotros les planteamos que entre todos podíamos hacer algo. Ahí mismo se acordó que nos reuniríamos el sábado en la tarde, y que alguien que pudiera conseguir una volqueta para mover y trasladar tierra. Que había que conseguir tierra y comenzar a tapar ciénaga y a ir diseñando calles. Esa fue la primera forma de organizarnos con la gente en forma espontánea, pero eso hizo que después de ese primer sábado, las otras calles nos pidieran que nos reuniéramos también para hacer lo mismo. Así fueron comenzando a organizarse las calles.

Después se vio que era necesario conseguir plata para permanentemente tener volquetas. De ahí surgió una cosa muy bonita que fueron los clubes sociales de jóvenes, que hacían sus fiestecitas para conseguir el dinero para conseguir varias volquetas alquiladas. Al mismo tiempo se fue conformando la organización de los jóvenes a través de esos clubes sociales.

Camilo Torres Restrepo
Ya vino otro tipo de problemas que se nos fueron expresando, como los problemas de salud. Organizamos clubes de jóvenes; yo recuerdo muy bien que un día nos dijeron que un joven estaba muy grave. Ya nosotros lo conocíamos y fuimos a visitarlo. Les preguntamos a los familiares si ya lo habían llevado al hospital y nos respondieron: No, padre, no tenemos dinero y allá hay que pagar. Nosotros entonces nos fuimos con el muchacho enfermo. Y en el hospital, por pura desidia, no lo atendieron. Pasaban los médicos, el uno decía que ya salía de turno, etc., hasta que el joven murió ahí estando en manos de nosotros. Después vino el problema del entierro; la familia obviamente no tenía dinero. Nos preguntaron cuánto valía eso, les dijimos que no valía nada y que le íbamos a hacer el entierro como se le hacía al más rico de Cartagena.

Domingo Laín Sáenz
Nos fuimos a invitar a los jóvenes de otros barrios a que acompañaran a ese joven que había muerto asesinado por la injusticia en atención de salud. Por la culpa del gobierno y la desidia de la administración del hospital. El entierro de ese joven se constituyo en una manifestación por las principales calles de Cartagena. Eso iba creando ya dificultades con el gobierno pero al mismo tiempo mucho dese de organización en la gente. Comenzamos a hacer jornadas de estudio, de reflexión y muchas otras actividades. Podríamos decir que el último hecho que se produjo fue el intento por parte del ejército y la policía, por orientación de la autoridad civil, de destruir el barrio de San José, que queda muy cerca al aeropuerto. Para ese momento ya nosotros teníamos relación con todos los barrios de la ciudad. Nosotros fuimos convocando no solamente al barrio de nosotros cuando supimos que iban a cometer esa injusticia de destruir el San José, sino que invitamos a todos los otros barrios con los cuales teníamos ya relación, a que acompañáramos a los habitantes del San José. Porque cuando ocurriera en otros barrios, también otros barrios los acompañarían. Se gestó una gran movilización de solidaridad con el barrio San José y sus pobladores, porque ya habían tumbado algunas casas con buldócer y acompañados por militares.
Nosotros acompañamos la manifestación pero con nuestras sotanas. Considerábamos que ahí era una forma y oportunidad de decir la misa, de celebrar el amor y la solidaridad con los pobres. Eso evitó que hubiera muertos en la manifestación, pues el ejército y la policía, si bien aporrearon un poco a la población, no había tanta decisión de matar. Desembocamos en la plaza de Cartagena, y la gente exigió que hubiera un cabildo abierto para tratar el problema. Que la población tuviera la oportunidad de discutir con las autoridades el problema del barrio San José. Ahí todos los políticos sí salieron a decir que eso era un error, que iban a modificar, que no iban a tumbar el barrio. Pero a partir de ese hecho es nos detienen a nosotros.



Manuel Pérez Martínez, comandante ELN
Como la detención fue burda, porque llegaron de día y haciendo alarde de poderío, las gentes de los barrios se organizaron para ir a liberarnos a nosotros. Entonces las autoridades nos manifestaron que nos iban a poner en libertar, pero que seríamos expulsados del país. Así fue como se produjo la expulsión mía y la de José Antonio. A Domingo le dijeron que no podían expulsar porque sus papeles estaban en regla, mientras que nosotros solo teníamos permiso de tiempo, porque llevábamos poco tiempo en Colombia. La expulsión de Domingo se demoró un poco, pero de todas maneras lo expulsaron. En ese lapso en que nos comunicaron de la expulsión hasta que la realizaron, nos ofrecieron muchas formas de corrupción, que si convencíamos a la gente sobre las bondades del sistema, no nos expulsaban, que tendríamos lo que necesitáramos en las parroquias; que si queríamos trabajar como obreros tendríamos ese empleo si maltratarnos. Tantas cosas nos ofrecieron los potentados y las autoridades de Cartagena y Colombia. Esa demostración de corrupción nos impresionaba mucho más. De cómo se trataba de comprar y corromper la conciencia de los líderes populares para ponerlos en contra de su pueblo y a favor de los enemigos de éste.



Tomado de "Crucifijos- sotanas y fusiles".

Continua en unos días...


Otras Publicaciones:

Relatos de la Violencia: “Tres Sacerdotes guerrilleros venidos de España:  Domingo Laín, José Antonio Jiménez y Manuel Pérez” Parte 1


http://movimientojaimebatemancayon.blogspot.com/2012/01/relatos-de-la-violencia-tres-sacerdotes.html

Jaime Bateman Parte 1 "A Gaitán lo asesinó la oligarquía"




1 comentario:

Anna dijo...

¡Saludos!
Soy la señora Ana Maria Julio, nacida en noviembre de 1952 en Alicante, propietaria de una empresa comercial, actualmente en cuidados intensivos por enfermedad.
Perdí a mi marido, con el que no tuve la oportunidad de tener un hijo, durante la crisis de Covid-19.
Tengo un tumor cerebral y, según los exámenes médicos, esta enfermedad acabará con mi supervivencia.
Mi padre religioso y guía espiritual me recomienda regalar mi herencia para obtener el favor divino.
Me gustaría donar la suma de 332.000 euros para cuidar mi herencia y adoptar a mi cariñosa gatita Mila en una familia.
Esperando que mi nota le sea útil, y esperando su respuesta, escríbame a mi dirección de correo electrónico que figura más abajo para mantener una conversación franca y honesta con el fin de saber más sobre esta donación.
anamariajulio38@gmail.com
Gracias.