“Jaime Bateman Cayón sigue con nosotros en la jornada del cambio, porque los revolucionarios a diferencia de la oligarquía, no enterramos nuestros muertos en la tierra, sino en el corazón y ahí palpitan al ritmo de la vida y las esperanzas populares”
Comandante Andrés Almarales Manga
¿Por qué el Eme del Flaco?
El Eme del flaco reflejaba al hombre colombiano, sabía a nuestra patria, con sus errores y todo. Bateman rescató algo que parecía ridículo nombrar en un momento donde se planteaba cambiar el país de raíz: Luchar por la patria, frase olvidada desde los tiempos de Bolívar. Con su poca cientificidad, menos palabrería y más práctica, se inició un camino nuevo hacia el poder, con los colombianos como razón de ser, la patria como un móvil reencauchado y la colombianidad como guía en el camino. Con más parranda que llanto, ganas de triunfo, de armarle la espantosa a la oligarquía colombiana, de mamarle gallo al sistema.
Le dijo Doña Clementina Cayón a Jaime Bateman una noche: mijo, dejar de joder, yo vendo la casa y te compro una finca... Luego te dedicas a hacer plata, pero Bateman replicó: mientras haya un niño que se esté muriendo de hambre en Colombia, yo tengo que seguir en esto… el amor al pueblo siempre fue su motor, la confianza en la gente su locura y las ganas de vencer su pasión… El flaco le imprimió al M-19 unos objetivos claros, el beneficio del pueblo, la paz y la justicia social, éstos se fueron olvidando después de su muerte, el problema no era resolverle los líos a los guerrilleros sino mirar hacia las necesidades del pueblo y solucionar sus cuestiones fundamentales. Jaime no tenía doctrinas ideológicas, pero si una disciplina con todo aquello que se comprometía. Generó una cadena de afectos gigante, que se refleja en la actitud de cada uno de sus militantes: todos los que participaron y lucharon en su movimiento, lo hicieron por gusto, porque sentían seguridad de la victoria, nadie estuvo obligado y por eso cada compañero más que un cuadro político-militar, era un amigo. Bateman sabía dónde poner a los compas y nunca lo defraudaban, no porque supieran hacer de todo, sino porque el Flaco les había brindado la confianza.
El Eme del flaco reflejaba una familia, una verdadera familia, no como las de ahora, que cada integrante va por su lado, y ni se saludan, así vivan bajo un mismo techo. Los lazos que él construyo con el comando fundador, con los nuevos compañeros, con los periodistas, con el pueblo y hasta con sus detractores eran el punto central para que continuaran por el camino pactado, lamentablemente esos lazos se cayeron con su desaparición física, como lo expresó El Turco Fayad: “se me apagó la luz”.
Como ya lo mencionamos, también tenía errores, como todos. Él no era ningún mandraque (en sus palabras), pero estos nunca opacaron sus anhelos, su modo de pensar y actuar; siempre fue honesto y justo, como consideraba que tenía que ser el hombre nuevo. Sus errores no iban más allá de confiar, de querer a muchas compañeras al tiempo, esperar lo mejor de todos, y fundamentalmente PENSAR EN EL BENEFICIO DEL PUEBLO y dejar en la patria su propia existencia.
Bateman sigue siendo para nosotros la voz de la unidad, de la contundencia, de la berraquera y la entrega absoluta por esta causa, que ha de ser la más desinteresada y transparente: ¡la liberación del pueblo! ¡La paz! ¡La dignidad!
Su enseñanza iba más allá de la vida guerrillera, te toca como sujeto de familia, de ciudad o de campo. Nos dice que no solo es resistir, ni sobrevivir a medias, sino tenemos que golpear donde más les duele, a todos aquellos que nos oprimen, que nos explotan, que roban, que engañan y se sostienen a costillas de la miseria del pueblo, sean de derecha o de izquierda. Que tenemos la responsabilidad de hacer un cambio profundo, y que es un derecho vivir dignamente, no podemos seguir mendigando. Nuestro país es inmensamente rico, y sus frutos los obtiene una minoría, una élite tradicional, que jamás entregará nada por las buenas. Tendremos que buscar la libertad que el pueblo necesita, en principio por las buenas… y si no acceden, la conseguiremos como tiene que ser…que es sólo con la lucha, unidos en los afectos y en las barricadas, a la fuerza, porque en Colombia sólo se le escucha al que habla duro.
El Eme del flaco nos enseño la importancia de que los tiros no solo se escuchen en el campo, sino que también tienen que sentirse en las ciudades: en el corazón financiero, en las puertas y ventanas de las multinacionales que descaradamente se roban nuestros recursos, en las barbas de los oligarcas, en las instituciones pervertidas y traidoras, donde ellos sientan presión directa, contundente, verdaderamente peligrosa para sus intereses y finalmente venzamos en este empeño. Claro está, sin odios y sin venganzas como banderas, sino con la certeza que es por y con las mayorías, que se transforma el país.
Todo esto es un camino para nosotros, y esperamos que se logre trasmitir a millones, para incitar a la revolución, para ser factores activos de ésta, sin perder el rumbo y las metas trazadas. Por otro lado y haciendo una aclaración y una reflexión necesarias, sabemos que el Flaco habló bajo muchas condiciones distintas a las nuestras, hace varios años, cuando no existían semejantes peligros, como lo son un paramilitar como presidente, los medios de comunicación que ya no son únicamente de la oligarquía colombiana, sino de las grandes empresas españolas, unos medios entregados y los más mentirosos de todo el continente, además, con un pueblo tan cegado, alejado y conformista.
Las cosas han cambiado y no precisamente para bien. Ahora, adicional a todas las condiciones de hambre, abandono y miseria, que llevaron a nuestros antecesores a tomar las armas y pelear justamente, hemos de sumarle el crecimiento atroz del aparato militar y paramilitar del estado, así como de la burocracia y el clientelismo, el cierre feroz de las vías pacíficas para el acceso al poder, la misma manera solapada para elegir los presidentes, cambian la sonrisa y el estilo, pero son los mismos con las mismas. Las cachetadas a una constitución (desde el principio débil, escuálida) que jamás comenzó a regir, así como a los militantes de la izquierda divididos y mendigando.
Con todo eso como precepto decidimos tomar las banderas de este líder revolucionario, las banderas que él denominó “de la dignidad de nuestro pueblo”, esas que pensó haber entregado para que se enarbolaran en la Nueva Colombia, y que simplemente sirvieron de envoltura de cantidad de armas, antes de ser entregadas o dejadas, como sea que hoy lo llamen quienes permitieron ese acto, que en vez de orgullo, nos produce dudas. Decía el flaco: nuestras armas son la garantía de los acuerdos que hagamos. ¡Filas de guerrilleros como los de Guadalupe Salcedo entregando sus armas, nunca las volverán a ver en este país o NO por lo menos de parte del M-19!... cosa jodida Flaco… ya no queda ni unita.
Por último rescatamos la idea de la magia, de la simpatía, del amor a una causa que no es nuestra, sino del país, creemos firmemente en su idea de la trasmisión de la pasión, ya que somos resultado de eso. Sentimientos infinitos que llegaron a nosotros por sus palabras, por sus ideas, por su espíritu, que nunca muere y que se multiplica día a día, entre aquellos que anhelan un cambio, un camino nuevo y un sueño cumplido.
Por eso el Eme del Flaco, por la sencilla razón que el pueblo continúa en la miseria, que los niños se siguen muriendo de hambre, la gente sigue deambulando por las calles de las grandes ciudades, el pueblo sigue desnutrido… gobernado por unos pocos que mienten, asesinan y son ilegítimos dueños de los bienes de la mayoría. Debemos hacer un llamado a la lucha por las libertades, a que la gente se despierte, que pelee por sus derechos….
“Rebeldía, Rebeldía, Rebeldía, en eso está el M-19 nosotros no nos vamos a dejar humillar, nosotros creemos que este pueblo tiene todo el derecho de protestar, tiene todo el derecho de rebelarse, porque se está muriendo de hambre y son millones de personas, esa es nuestra función, rebelar a la gente…”
Jaime Bateman Cayón
“…Yo estoy de acuerdo con que las soluciones económicas no son a corto plazo, son a largo plazo, pero que se vean. Y nosotros no las vemos. Nosotros lo que vemos es el fortalecimiento del sistema, lo que vemos es el fortalecimiento de un estado clientelista, lo que vemos es el fortalecimiento de la próxima campaña electoral, lo que vemos es el fortalecimiento de quién va a ser el próximo presidente de la República, ya eso está escogido, porque son los mismos, con las mismas, han cambiado el estilo, ha cambiado la sonrisa, han cambiado las buenas intenciones, pero este país no vive ni de la sonrisita de un presidente, ni de las buenas intenciones de un presidente…” Jaime Bateman Cayón, 19 de abril 1983.
¡Con el pueblo, con la lucha, al poder!
Por la Unidad Popular:
Movimiento Jaime Bateman Cayón, M-JBC
POR COLOMBIA HAREMOS HASTA LO IMPOSIBLE
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