Movimiento Jaime Bateman Cayon: octubre 2012

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martes, 9 de octubre de 2012


Un soldado en campaña. Recuerdos de la Guerra de 1899-1902.


“Observe que el capitán de la compañía en la cual me incorpore, era un joven de veintidós años, más o menos, de aspecto interesante, de estatura regular y de mucho coraje: a su lado marchaba una linda joven de cuerpo esbelto y mirada franca, escrutadora; parecía insensible a la permanente amenaza de las balas y cuando sentía el silbido de los proyectiles muy cerca de si, aparecía en sus labios una graciosa sonrisa y su semblante se cubría de grana… En una de esas retiradas por entre la mancha (hace referencia a las manchas constituidas por las matas de monte en los áridos llanos del hoy departamento del Huila) notamos que el capitán nos había abandonado, no supimos si involuntariamente; pero la joven allí venia, aunque se comprendía fácilmente  en su semblante, alguna contrariedad. Las balas silbaban  y ya íbamos a llegar al otro extremo de la mancha para tomar la pampa, cuando al brincar la cerca de piedra para salir de la mancha, se presenta ante nuestros ojos el cuadro más desgarrador ¡El cadáver del capitán yacía en tierra, despedazado a lanzazos: lo grave era la llegada de la joven! Pero esta sorpresa no se hizo esperar; ella, animando el hermoso caballo que montaba, brinco la cerca y en el acto estuvo al lado del capitán, pero no como esperábamos todos; que estallara en gritos y llantos, no; ella se desmonto y fue donde se hallaba el cadáver del capitán; lo contemplo por un momento y luego le tomo la cartera y la guardo; le tomo el revólver, se lo cinto; el machete, se lo tercio; luego tomo la carabina y también se la tercio; dio un beso al cadáver, y, volando sobre su caballo nos grito: Muchachos ¡Ayúdenme a vengar la sangre del capitán! Carguemos por aquí, y nos señalaba la mancha de monte de donde nos acababa de desalojar el enemigo; a su voz, todos esos soldados intrépidos, adueñados de la situación, cargaron con tal furor, que allí no hubo poder humano, se obligo al enemigo a abandonar la mancha. Ese grupo de valientes capitaneados por una heroína, se lanzaron a la pampa en persecución de los soldados de la traición, los cuales se fueron replegando, hasta que llegaron a otra mancha y allí se atrincheraron en la cerca de piedra; los soldados liberales en la pampa y los esbirros atrincherados, nuestra heroína hacia fuego sobre el enemigo, ya con el revólver, ya con la carabina, y nos gritaba a todo pecho: ¡Muchachos, sobre la trinchera! Todos a una vez, y como un solo hombre, volamos sobre las trincheras y allí fue la lucha cuerpo a cuerpo… Nuestra heroína animaba a los combatientes, hasta que los esbirros del gobierno estuvieron fuera de la mancha.

Como ya era aventurado salir de ella en persecución del enemigo… entonces con tono militar nuestra heroína nos grito: Muchachos, ya esta vengada la sangre del capitán, fuego en retirada, hacia Campo Alegre.
Nuestra heroína se quedo en Campo Alegre y por las informaciones que allí recibimos, supimos que era de nombre Elisa y natural de aquel lugar”

Carlos Chaparro